En laSexta Columna, queremos rendir homenaje a los españoles caídos por el coronavirus, a los que lucharon en guerras que había que ganar y que forzaron las puertas de la celda en la que nos metió Franco. Buenos españoles que sabían que la pluma siempre es más fuerte que la espada.
Españoles, buenos españoles, que fueron vanguardia en la lucha contra una crisis letal. Siendo, cada día, héroes de lo cotidiano... Hasta que se los llevó el coronavirus.
Hay españoles que nunca salen en todas esas películas y series sobre la Segunda Guerra Mundial. No salen, no, pero estaban. Rafael Gómez fue uno de ellos. Tras desembarcar en las playas de Normandía, liberó París de los nazis con La Nueve a los mandos del semioruga 'Guernica'.
Caballero de la Legión de Honor francesa, venció al fascismo. Él y los suyos tuvieron que esperar 70 años para recibir un homenaje en el que ni siquiera pudo estar. Cayó víctima del coronavirus, como muchos otros que presentaron batalla en la España de la posguerra, sufriendo hambre y miserias, luchando después en las calles contra esa dictadura que se había hecho fuerte en Europa.
Héroes de nuestra Transición, como Chato Galante. Incansable luchador por la libertad, Chato pagó un alto precio por su activismo. Billy el Niño le torturó, muriendo, al igual que Chato, por culpa de la Covid-19. El torturador ha muerto sin pagar por sus crímenes y sin que le hayamos quitado sus honores.
Pero la risa de Chato viendo huir a su torturador en este programa no nos la quita nadie. El coronavirus también se ha llevado a quienes se enfrentaron al terror, a quienes defendían que democracia y asesinatos no eran compatibles, como el periodista José María Calleja o Enrique Múgica, cuyo hermano fue asesinado por ETA y siempre se mantuvo firme frente al miedo.
Mazón y el 'yo no he sido'
Ángel Munárriz, sobre la comida de Mazón: "Hasta el último valenciano sabe que estaba haciendo lo que no debía"
Como si estuviera inspirado por Homer o Bart Simpson, Mazón entonaba el 'yo no he sido' y aseguraba que en la gestión de la DANA "todo el mundo estaba donde tenía que estar". Sin embargo, para Ángel Munárriz, aquel almuerzo es "indefendible".