Reformar la ley que rige los secretos oficiales es una tarea pendiente en nuestro país. Todos los gobiernos de la democracia se lo han propuesto al llegar a la Moncloa. Aznar llegó a aprobar un proyecto de ley nuevo que acabó guardando en el cajón. Aitor Esteban, portavoz del PNV en el Congreso, es quien más ha luchado los últimos años para cambiarla: hasta en cuatro ocasiones desde 2016.

"En la XII legislatura estuvo año y medio en periodo de enmiendas, pero se acabó la legislatura, se muere la iniciativa y hay que volver a presentarla", denuncia el político vasco. La última iniciativa para cambiar los secretos oficiales la han presentado en junio. Entonces, el Congreso volvió a respaldar su tramitación de la reforma. El portavoz del PNV se teme que acabe igual que las otras veces.

Según Esteban, "nadie se atreve a decir que no hay que hacerlo, porque son conscientes de que es una ley franquista que no se adecúa a un estado democrático, pero al mismo tiempo da pereza o no quieren porque de repente aparezca algo. Todavía estamos con la Transición ocultándolo". Uno de los cambios más importantes que incluye su propuesta es la de establecer un sistema de plazos.

Así, los secretos oficiales se desclasificarían automáticamente, y no como hasta ahora. "Lo que permite la ley es legítimo y es justo, lo que no es legítimo ni justo es que sea para siempre y no se tenga un control sobre lo que ha ocurrido", critica la archivera Henar Alonso. El catedrático en Derecho Penal José Luis González Cussac apunta que "en la mayoría de otros países de nuestro entorno cultural, tanto europeo como en América, lo que se llama alto secreto se desclasifican automáticamente en el transcurso de 50 años".