Corría la Segunda Guerra Mundial la última vez que millones de personas en todo el mundo vivieron un confinamiento con un miedo común.
Estados Unidos lideró la ofensiva en Europa y en el Pacífico y cuando acabó la guerra ayudó a la reconstrucción del viejo continente con el famoso Plan Marshall.
Pero, ¿cómo consiguió el dinero para que recibiéramos a los americanos con alegría? La respuesta está en una limusina, en una gran mansión con piscina o en un emporio multimillonario: el presidente Truman subió los impuestos a las grandes fortunas y tanto el presidente Eisenhower como Kennedy lo mantuvieron después.
Durante 20 años, los más ricos reactivaron la economía del país aportando hasta el 90%. Nueve de cada diez dólares de su patrimonio fueron a las arcas públicas.
Una idea similar ha planteado Unidas Podemos, que ha propuesto esta semana un nuevo impuesto a las grandes fortunas para la reconstrucción tras el coronavirus. Según el vicepresidente, los ricos lo están deseando para "contribuir con su solidaridad a las arcas públicas". La medida gravaría al 2% los patrimonios superiores a un millón de euros y hasta el 3,5% las fortunas más altas.