En el año 1992 ocho mineros se encerraron a 300 metros de profundidad durante 51 días en la mina de Pozo Calderón.
Aquella mina era su único modo de vida. Por eso, el encierro terminó con miles de vecinos ovacionándoles como héroes por la lucha que habían comenzado.
Severino Álvarez, uno de los participantes en la marcha minera que se impulsó ese mismo año, explica que "el ambiente era de desesperación" porque llevaban "tres meses de huelga sin ingresos y había gente con muchas necesidades".
Estas protestas también llegaron a Madrid. Durante 18 días centenares de mineros caminaron 500 kilómetros para dar más visibilidad a su casa. Severino, que también participó, nos cuenta en este vídeo que "fue una marcha épica, jamás se había hecho eso en este país".
"Las primeras etapas fueron más complicadas porque empezaron a salir ampollas, esguinces, tendinitis, pero siempre con un nivel de emoción muy alto", asegura el entrevistado.
Por su parte, la periodista Angélica Rubio explica que se "creó una corriente de solidaridad que terminó con la llegada a Madrid con una entrada apoteósica".