Nuestra relación con los animales ha cambiado radicalmente en los últimos años. Sin embargo, en este tiempo, especies exóticas que algunos veían como mascotas han acabado tomando calles, ríos y montes, convirtiéndose en un problema en forma de especies invasoras.
Es el caso de los mapaches que pueblan algunos montes españoles, según explica Markel Antón, del centro de acogida 'Karpin Fauna' en Bizkaia: en este refugio para animales exóticos vive Amy, un mapache adquirido cuando estos animales se pusieron de moda como mascotas. "Les debieron de decir en la tienda de mascotas que era como si fuese un perro", explica Antón. Sin embargo, "no era como un perro, les empezó a romper todo, les mordía, entonces al final terminaron contactando con nosotros para ver si podíamos acogerlo aquí", relata.
Lo cierto es que a menudo los animales que acaban allí han sido introducidos de forma irresponsable en nuestro país. "Son siempre el tráfico ilegal, mascotas abandonadas", enumera Antón, que cita también "animales heridos o nacidos en cautividad". Pone como ejemplo a los suricatos e insta a los padres a decir 'no' si sus hijos les piden uno: "No tiene lógica en un domicilio, ni en un terreno ni en ningún sitio tener esos animales que realmente deberían estar en libertad", resume.
Sin embargo, la lógica no funciona para algunos cuando se trata de animales y, como consecuencia, el citado centro ha llegado a recibir a una pitón de casi tres metros que fue localizada en las calles de Bilbao o un leopardo rescatado de un circo, un animal a quien vivir en una jaula "le ha acarreado una musculatura débil".
Así, ver a animales exóticos como potenciales mascotas ha acabado generando un problema difícil de resolver yque obliga a que "haya que hacer programas de caza o de eliminación del animal cuando realmente es prácticamente imposible ya solucionar el problema que ha creado el propio ser humano permitiendo la compraventa del animal como mascota", según denuncia Antón.
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Es lo que ha pasado en ciudades como Madrid o Barcelona con las cotorras, un vistoso pájaro que muchos enjaularon en sus casas y, cuando se cansaron de ellas, las soltaron, convirtiéndolas en una plaga. En este sentido, la futura ley de protección animal plantea multas de hasta 100.000 euros por criar o abandonar animales como el mapache y prohibir las matanzas de especies invasoras que ya están aquí, como las cotorras. Pese a ello, el Ayuntamiento de Madrid ha decidido resolver este año problema que suponen a tiros.
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