La carrera de Miguel Blesa empieza a derrumbarse en Florida. En este paraíso caribeño, entre playas y palmeras, el presidente de Caja Madrid, compra en 2008 el City National Bank de Florida. En pleno estallido de la crisis hipotecaria en Estados Unidos, Blesa compra un banco dedicado al ladrillo. Costó 880 millones de euros. 5 años después tuvo que venderlo y perdió casi 500 millones, más de la mitad de lo que pagó por él.

El caso lo investiga el juez Elpidio José Silva, que interroga a Blesa para saber por qué decidió hacer semejante compra. El juez considera que Blesa actuó con ignorancia deliberada y le manda a la cárcel. Es el primer banquero que entra en prisión tras el estallido de la crisis.

Blesa reúne la fianza, dos millones y medio de euros, en 24 horas y sale libre. Pero poco después, el juez Silva vuelve a encerrarle. Esta vez es prisión incondicional. Entonces llega la polémica. La Audiencia de Madrid ordena la salida de Blesa por un defecto de forma y la Fiscalía se querella contra el juez.

Al mismo tiempo, el Consejo General del Poder Judicial suspende al juez Silva de empleo y sueldo durante cuatro meses. Lo hace por retrasos y resoluciones poco motivadas en otros casos que no tienen nada que ver con Caja Madrid.

Al final, el juez decide retirarse del caso. La instrucción ha pasado a un juez sustituto, José Antonio Toro, que de momento ha imputado de nuevo a Blesa.