El CIS se refiere a Podemos como un fenómeno transversal y así lo explica el sociólogo Javier Gallego. "Se trata de un concepto de moda. Es una realidad muy heterogénea con procedencia muy diversa de distintos sectores sociales y económicos. El sorpresón del 25 de mayo ya evidenciaban que había un fenómeno muy heterogéneo detrás".

Entre los votantes del partido de Pablo Iglesias hay una importante masa encuadrada en entre la clase alta y media alta. Según explica Gallego, no es gente que cuente con un chalet o un barco. “Con esto el CIS se refiere a los directivos, a los ejecutivos con mucha formación, los asalariados… Dejan de votar al PP porque se trata de un voto de castigo. No apuestan por Podemos porque aún no sabemos qué proyecto económico tiene, quieren castigar a los dos grandes partidos”, cuenta el sociólogo. "Es una llamada de atención y han cogido la marca de Podemos para dar una bofetada a la política tradicional".

Según Gallego, las nuevas clases medias son los asalariados que tienen formación, muchos de ellos ahora son mileuristas. Tienen grandes estudios pero una situación precaria. "Eso explica que hayan apoyado a una formación distinta que consiga lo que ellos esperan".

En cuanto a rangos de edad y sus respectivos votos, los votantes de menos de 35 años que piensan votar a Podemos doblan a los de otros partidos. "Es una generación casi perdida, son gente sin futuro, preparada, crítica y que está en las redes sociales. Podemos manejan muy bien las redes sociales".

A partir de 45 años también se sigue votando a Podemos. "Hay mucho parado de más de 45 años que se aferra a Podemos como última opción. Además hay mucha gente que teme perder su trabajo".

En este momento, la representante de Podemos en el plató, Carolina Bescansa, muestra su desacuerdo con el análisis de Jesús Gallego. "Los datos del CIS son una bofetada al estereotipo que muchos actores políticos han querido hacer de Podemos, son una bofetada a todos aquellos que han creído que el voto a Podemos es un voto de rechazo, un voto de castigo o un voto antisistema".

"Es todo lo contrario, es un voto de la gente que ha decidido organizarse para llevar a la política esa mayoría social. Es un voto de ilusión, es el voto de querer cambiar las cosas de verdad, de salir de este bucle de debates de tú más y yo menos", reflexiona Carolina Bescansa.