Esa imagen fue lo primero que llamó la atención, pero poco a poco han trascendido algunas de sus declaraciones más aplaudidas y más criticadas. El hasta ahora cardenal Bergoglio preguntó públicamente "¿Por qué el pan y el trabajo no llegan para todos?" Y otra reflexión sobre los mendigos: "El que duerme en la calle no se ve como persona sino como parte de la suciedad y abandono del paisaje urbano, de la cultura del descarte, del 'volquete'".

Quizá por eso ha criticado tan duramente a Cáritas, por organizar cenas con rifas de joyas lujosas. Para sorpresa de muchos de sus compañeros, defiende a las madres solteras: "Estos son los hipócritas de hoy. Los que clericalizaron a la Iglesia. Y esa pobre chica que, pudiendo haber mandado a su hijo al remitente, tuvo la valentía de traerlo al mundo, va peregrinando de parroquia en parroquia para que se lo bauticen".

Luces para unos y sombras para otros. El Papa Francisco no tolera ni tolerará el aborto: "Hay que poner la cara y decir: esto es la cultura de la vida, esto es la vida, todo lo contrario es la cultura de la muerte. Si alguien ve que alguna de estas cosas falta, díganle que no, que por ese camino no se va a ninguna parte, que por ese camino se fracasa siempre".

Y exactamente el mismo discurso para el matrimonio homosexual: "No se trata de un mero proyecto legistativo, éste es sólo el instrumento, sino de una movida del Padre de la Mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios".

Esto es lo que dijo cuando era cardenal. Por cierto, también hay voces que le relacionan con la dictadura de Videla, pero el Vaticano se ha apresurado a zanjar el asunto.