Muchos profesionales sanitarios en primera línea de lucha contra el coronavirus no pueden ver a sus familias o abrazar a sus hijos debido a la situación de la pandemia, para no arriesgarse a contagiarles.
Es el caso de la doctora Raquel Rodríguez, médica del SUMMA y coordinadora de pediatría del SEMES, cuya hija lleva con su abuela "desde finales de febrero". "Es una niña que se ha adaptado siempre a mis guardias, pero esta situación me obliga a verla a tres metros de distancia", explica la doctora en laSexta Noche.
"No puedo permitirme el lujo de darle un abrazo o un beso a mi hija sin pensar que lo que yo lleve en ese beso puede perjudicar a mi madre", agrega la profesional sanitaria. "Tengo que tenerlas a las dos muy protegidas y eso a lo largo de estos dos meses ya me está pasando factura", admite.
Algo similar le ocurre al doctor Juan Torres, jefe de Medicina Interna del Hospital Infanta Leonor, cuyos hijos pasan la cuarentena en el pueblo, junto a sus abuelos. "Les echo muchísimo de menos", confiesa el facultativo.
"Todos tenemos alguien que ahora mismo no estamos pudiendo ver, una madre, unos padres...", ha reflexionado. "Por eso es tan importante saber si hemos estado en contacto con el virus o no", reivindica. "Ya no solo por la estrategia epidemiológica, sino por salud mental", concluye.

"¿Y cómo de sana está la gente allí?"
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Guillén del Barrio ha comparado ambos sistemas y tiene que claro que, aunque la situación en La Paz "es mejorable", prefiere eso antes que "un hospital de Nueva York".