En Cádiz, de camino a la Alameda, Isaac, Mari y Laura se suben al taxi de Manolo Sarria. En la tercera ronda, los gaditanos se atascan por no saber quién doblaba cucharas con la mente en los años 70. Utilizan el comodín de la ventana. Una opción que se convierte en un cachondeo porque intervienen más de una persona.
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