Desde Zapeando queremos homenajear a las mujeres brillantes que por el simple hecho de ser mujeres lo tuvieron mas difícil para desarrollar sus carreras. Algunas de ellas se escondieron tras pseudónimos, como J.K. Rowling, que ocultó su nombre para publicar Harry Potter; o Mary Shelley, que firmó Frankenstein de manera anónima.
Pero no fueron las únicas. María Gómez habla del caso "muy famoso" de Mileva Maric, la mujer de Albert Einstein. Lo que la hizo relevante es que daba clases de matemáticas a Einstein, "porque se le daban regulinchi", informa la colaboradora. "Le dio unas clases que le ayudaron a resolver todos los problemas matemáticos concernientes a la Teoría de la Relatividad", comenta.
Por eso, tras su divorcio "ella impuso una cláusula de que si él ganaba el Nobel ella se quedaría con el dinero del premio, ya que nunca se acreditó su trabajo". Y así fue.
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La historia de Mileva se puso de relieve a finales de los años 60, tal y como asegura María Gómez en el vídeo principal de la noticia, donde te cuenta toda la historia que se esconde detrás de este matrimonio.