Carteles con las instrucciones y ningún camarero. Ese es el recibimiento que encuentran los clientes de un bar de Manabí, en Ecuador, a los que se les explica mediante distintos letreros cómo deben pedir sus bebidas.

Solo deben presionar un botón para que desde el bar, que está en frente, envíen las consumiciones en una especie de caja por unos carriles hasta la terraza. Una vez que los clientes cogen su bebida, deben dejar el importe de la cuenta en dicha caja y esta vuelve a su lugar de origen.

"Supongo que les debe resultar muy cansado andar esos 20 metros de distancia entre una cabaña y otra", comenta Miki Nadal, y añade que debe ser "muy emocionante" comer allí "e irte sin pagar, muy fácil también".