La salud mental acapara cada vez más atención y en los últimos años se le está dando la importancia que tiene de forma individual y también por su repercusión en la sociedad. Es un tema que ha dejado de ser tabú y que en la esfera pública se aborda con naturalidad tanto por parte de políticos, como deportistas y artistas. Sin embargo, aún queda mucho por hacer, a juzgar por las declaraciones que ha hecho la actriz Ruby Baker en 'The LOAF Podcast' de la Universidad de Oxford.

Baker participó en la primera temporada de 'Los Bridgerton', la serie de Netflix que se convirtió en todo un éxito y que adapta las historias ficticias de las novelas de Julia Quinn sobre varias familias aristócratas en el Londres de la Regencia. Su papel era el de Marina Thompson, una joven que es enviada del campo a la ciudad para vivir con sus parientes, la familia Featherington. Tras descubrir que está embarazada sin estar casada, tratan de emparejarla rápidamente para ocultar su estado. Para ello, intentaron engañar a uno de los integrantes de la familia protagonista, Colin Bridgerton. Él finalmente lo descubre y el plan se frustra, pero justo cuando ella trata de inducirse un aborto tomando hierbas el hermano del padre del bebé le comunica que el joven ha muerto en la guerra y se ofrece a casarse con ella.

La actriz ha explicado que interpretar a ese personaje la "estaba deteriorando". "Era un lugar realmente atormentador para mí porque mi personaje estaba muy alienado, condenado al ostracismo", ha dicho. Y ha explicado que su primera crisis mental se produjo al terminar el rodaje de la primera temporada. La ingresaron en el hospital, donde permaneció cerca de un años por lo que al salir, la serie estaba a punto de estrenarse. "Ni una sola persona de Netflix, ni una sola persona de Shondaland, desde que tuve dos brotes psicóticos de ese programa, se han puesto en contacto conmigo o me han enviado un correo electrónico para preguntarme si estoy bien o si me beneficiaría algún tipo de cuidado posterior o apoyo", ha afirmado. E insiste: "Nadie". No ha habido ninguna respuesta a estas declaraciones por parte de Netflix o Shondaland, a pesar del requerimiento de medios como 'The Hollywood Reporter' que se ha hecho eco de las declaraciones de la actriz.

Al volver a su vida tras la hospitalización, Barker se encontró que su número de seguidores en Instagram no dejaba de crecer y con una gran cantidad de compromisos profesionales relacionados con el estreno de 'Los Bridgerton'. "Mi vida estaba cambiando drásticamente de la noche a la mañana y, sin embargo, todavía no había apoyo, y todavía no ha habido ningún apoyo durante ese tiempo", ha señalado. Y ha añadido que se esforzó mucho "por actuar como si todo estuviera bien". "No pasa nada. Estoy bien. Puedo trabajar. No es un problema", se dijo a sí misma.

Sin duda, su participación en la serie del momento era una oportunidad para la joven actriz y, al encontrarse en plena promoción para el estreno, sintió la presión de fingir que todo iba bien. "Es casi como si tuviera una especie de pistola invisible metafórica en la cabeza para vender esta serie, porque es burbujeante y divertida y todas esas cosas", ha afirmado, cuando realmente no se encontraba así. Y ha explicado lo que pensó en aquel momento: "No quiero salir y cagarme en eso porque entonces puede que nunca vuelva a trabajar".