Del taller de Los Moriarti, al de la Casa Balenciaga en París. El viaje de la nueva serie de Disney+ 'Cristóbal Balenciaga' sobre el diseñador de Getaria empieza mucho más lejos, ni más ni menos que en Corea. La guionista Lourdes Iglesias vivó allí un tiempo y conoció a una joven diseñadora que le confesó que el modisto era su inspiración, a pesar de que ni siquiera sabía que era español. "Fue ella quien me abrió los ojos al misterio que rodeaba al personaje, que ella creía que era francés".
"Las tormentas grandes empiezan con accidentes pequeños", afirma en la rueda de prensa el productor de la serie Xabier Berzosa para explicar cómo se transformó ese germen en una superproducción de Disney+ que dirigen Aitor Arregi, Jon Garaño y Jose Mari Goenaga, conocidos como Los Moriarti, que es el nombre de la productora con la que han creado éxitos como 'Loreak', 'Handia' o 'La trinchera infinita'.
Los creadores que acumulan 12 premios Goya, entre otros muchos galardones, encuentran paralelismos entre su última película 'La trinchera infinita' y la serie, que podrían considerarse dos caras de la misma moneda. Al fin y al cabo ambas abarcan el mismo periodo aproximadamente entre 1936 y finales de la década de los 60."Veníamos de una historia de un encierro y vamos a un encerrado psicológico, más o menos en los mismos años pero es un reverso total en cuanto a atmósfera y localizaciones". En 'La trinchera infinita' el protagonista interpretado por Antonio de la Torre se esconde durante más de 30 años "en un agujero de una casa de Andalucía" como explican los creadores. En 'Cristóbal Balenciaga', en cambio, el diseñador se esconde detrás de la cortina de su taller en París desde dónde observa con cierta inseguridad la atención mediática que reciben sus creaciones.
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A pesar de haber llegado a convertirse en el máximo exponente mundial de la alta costura, admirado incluso por sus competidores Christian Dior o Gabrielle Chanel, por mencionar a algunos; el modisto es toda una incógnita. Durante su carrera rehuyó de los focos, concedió únicamente dos entrevistas en toda su vida, una a París Match (1968) y otra a The Times (1971). Aún así, para el actor Alberto San Juan que da vida al personaje a lo largo de tres décadas, esa forma de ser dice mucho de él. "El hecho de esconderse, de esconder su persona de la mirada pública es un dato en sí y un dato especialmente interesante", asegura durante la rueda de prensa. "Sí se conocen unos cuantos datos objetivos, se saben cosas en su vida que hizo y que no hizo y que permiten empezar a imaginar con intención de honestidad, rigor y coherencia", continúa explicando. "Luego hay multitud de testimonios de personas que convivieron con él en lo laboral y en lo personal recogidos por diferentes biógrafos y que en muchas cuestiones coinciden por lo que se piensa que es verdad. A partir de ahí, Lourdes Iglesias y los directores y guionistas han ficcionado sobre lo que sí se sabe", añade. Igualmente significativo resulta para el actor que el diseñador no hiciera nunca público su posicionamiento político ni durante la Guerra Civil española, ni durante la ocupación nazi de París.
Para el actor, interpretar a Cristóbal Balenciaga ha supuesto un reto por algunos aspectos más formales como tener que actuar en francés sin conocer el idioma, dar vida a un personaje en diferentes etapas de su vida o tener que familiarizarse con un oficio que le es ajeno como el de la costura. "Nunca me había enfrentado a un proyecto de esta envergadura", afirma. Aún así, salvando estos obstáculos quedan "las emociones básicas". "Estamos hechos de lo mismo", afirma el actor. Y de hecho, asegura: "Ese sentirme cerca de su humanidad no ha sido lo más difícil, sino lo más placentero y lo más accesible para mí". Y reconoce que ha experimentado algo que nunca le había pasado: "Sentirle cercano y que de alguna manera le conozco me ha hecho sentir que tengo una relación afectiva y es algo nuevo para mí".
San Juan señala un punto que comparte con el diseñador: "Esa neurosis que consiste en creer que puedes controlar algo que está vivo, creer que puedes controlar la realidad. Querer controlar un proceso creativo es una condena a la frustración permanente, esa misma frustración es el motor para seguir adelante", concluye.
'Cristóbal Balenciaga' no es solo una serie sobre el diseñador, es como dice Sofía Fábregas, vicepresidenta de producción original de Disney+ España, "un perfil psicológico que habla sobre la creación, el control o la autoría". En ese sentido, Xabier Berzosa también destaca la búsqueda de la combinación de épica e intimidad: "El equilibrio entre la ambición histórica y la épica que hay detrás de la creación de un genio durante 40 años en el zenit de su carrera y bajar a lo psicológico, a lo pequeño y tratar de entender qué hay detrás".
La historia de Balenciaga en la serie arranca en 1937 con la llegada del diseñador a París de la mano de sus socios Nicolás Bizkarrondo (Josean Bengoetxea) y Virgilia Mendizábal (Cecilia Solaguren) y se cuenta a través de sus diseños, de su relación con sus creaciones casi como una extensión de sí mismo y en su entorno personal y laboral, con sus amigos y colaboradores, con periodistas, competidores, pero también amigos. "La plasticidad nos atraía dese el principio y nos apetecía sumergirnos en ese mundo pero también era uno de los principales retos", cuenta José Mari Goenaga, uno de los directores. "En muchos aspectos era muy complicado, el tema del vestuario que es parte casi del guion, qué vestido se elige y cómo va evolucionando".
Del diseño de vestuario de la serie se han hecho cargo Bina Daigeler ('Mrs. America') y Pepo Ruiz-Dorado ('La Templanza', 'Velvet Colección'). Y aseguran que ha sido un proceso basado siempre en el guion, trabajando mucho con los directores que son también coguionistas. No se trataba solo, según cuenta la figurinista, de elegir modelos icónicos, sino de ubicarlos en la historia teniendo en cuenta que los capítulos avanzan en orden cronológico. "Aún así cada uno teníamos nuestro icónicos y fue divertido llegar a la conclusión de los vestidos que queríamos enseñar", afirma. Ruiz-Dorado puntualiza que "aunque no pueden estar todos los vestidos, nadie echará en falta ninguno y, sin embargo, sí que se muestran algunos más desconocidos y sorprendentes fruto de la investigación que se ha hecho". Un vestuario que además se puede ver fuera de la pantalla en una exposición en el Botánico de Madrid. "Hemos disfrutado con este regalo, todos los trajes de Balenciaga que hemos creado son un actor más" y tan importante como decidir cuáles se mostraban era justificar "por qué se va a enseñar y quién lo va a llevar".
La música de Alberto Iglesias acompaña el espectáculo visual y el músico también explica su inspiración para este trabajo en el que "quería reflejar una cultura basada en el trabajo con las manos, frente a la cultura de las palabras o cómo era la construcción interior de los diseños de Balenciaga". Aún así, Iglesias explica que esa "analogía es irreproducible": "Es difícil sentir que esto es un vestido o que esas notas que corren representan la tela aunque yo lo imaginaba".
Al final, se trata todo el tiempo de reflejar el proceso creativo en el que cualquier artista o autor puede verse reflejado y cómo lo creado escapa a a su control. Balenciaga (Alberto San Juan) ni siquiera quiere que Prudence Glynn (Gemma Whelan) grabe su voz durante la entrevista con la que comienza la serie y que sirve como hilo conductor de la historia, real o no, es una anécdota muy gráfica de la obsesión por el control constante en la vida del diseñador por lo que una serie sobre su figura habría sido impensable si de él hubiera dependido.