Qué es más frágil, un matrimonio mal avenido o una alianza entre potencias internacionales. Efectivamente, las dos respuestas son correctas y esa es la premisa de la que parte la showrunner Debora Cahn para la serie de Netflix 'La diplomática'. La política no le es ajena a esta guionista que ya trabajó en éxitos como 'El ala oeste de la Casa Blanca' o 'Homeland' y, de hecho, ha utilizado la experiencia y la documentación sabiduría que acumuló investigando para la serie protagonizada por Claire Danes para crear su nuevo éxito. Apenas un mes después del estreno, la serie ha sido renovada para una segunda temporada.

Keri Russell, te sonará de 'Felicity' o 'The Americans', es la protagonista e interpreta a Kate Wyler una funcionaria diplomática de carrera curtida en el trabajo de campo en complicados escenarios de zonas de conflicto, un paralelismo con la carrera de Carrie Mathison dentro de la CIA en 'Homeland'. El giro se produce cuando, en lugar del influyente puesto en Afganistán que está esperando, es enviada a Londres como embajadora política. Una cargo que no quiere y al que llega como un elefante en una cacharrería. El postureo y, si me apuras, las relaciones en general no se le dan demasiado bien. Aún así, el presidente de EEUU (Michael McKean) ha pensado en ella para sustituir a la vicepresidenta cuando dimita por un escándalo. La escala en Londres es una especie de preparación para su aterrizaje en el Gobierno. Los inconvenientes serán que ella desconoce ese dato, que no está acostumbrada a acaparar flashes, y su marido Hal Wyler también diplomático (aunque desterrado) del que quiere divorciarse y que -aunque la apoya- no deja de meterla en líos.

Por suerte, no todo va a ser malo. A su favor cuenta con la confianza de la Jefa de Gabinete de la Casa Blanca Billie Appiah (Nana Mensah) y con la experiencia y lealtad de Stuart Hayford (Ato Essandoh), el subjefe de misión de Kate en la embajada de EEUU en Londres. Va a ser su mano derecha y el encargado de que, llegado el momento esté preparada, para su destino en la Casa Blanca. Una misión en la que a priori no cree, en absoluto.

La creadora de 'La diplomática' Debora Cahn, y la protagonista Keri Russell, durante el rodaje.

Cahn ha explicado que le gustan "los dramas que tienen un sentido del absurdo". Ya añade que "la diplomacia tiene mucho de eso". "Hay un montón de normas y protocolos, pero debajo de eso hay gente que suda, que se mancha la ropa de café y qe olvida el nombre de la persona con la que está hablando". La protagonista, Kate, también tiene mucho de eso. No le preocupa demasiado la imagen, su aspecto es más bien desaliñado y , hasta cierto punto, forma parte de su encanto.

Es la primera serie en muchos años para Russell, que asegura que con los años trabaja menos porque valora más estar con la familia y, en consecuencia, se ha vuelto más selectiva. La clave para decantarse por 'La diplomática' fue "la escritura de Debora": "Es tan inteligente y divertida y pone a esta mujer en unas situaciones tan disparatadas".

Junto al humor y al ritmo, endiabladamente ágil, encontramos unos personajes con mucho carisma capaces de mostrar todas "las cosas estúpidas e inmaduras que ocurren en un mundo real en el que se toman decisiones muy serias". Y la clave está también en el reparto que completan Ali Ahn, en el papel de la jefa de la CIA en Londres Eidra Park; David Gyasi como Austin Dennison, el ministro de Asuntos Exteriores británico; Rory Kinnear como el primer ministro británico Nicol Trowbridge; y Miguel Sandobal, como el secretario de Estado de EEUU Miguel Ganon.