Las niñas de Alcàsser, Miriam, Toñi y Desirée, murieron asesinadas en noviembre de 1992, y fue un apicultor el que encontró sus cadáveres en una fosa a finales de enero de 1993. Ahora, 31 años después, la causa sigue abierta y el paradero de Antonio Anglés, el asesino de las niñas, sigue siendo un enigma sin resolver.
Fue "48 horas después del hallazgo de Alcàsser cuando llegó una información a la Guardia Civil en la que se hacía constar que Antonio Anglés estaba en una peluquería del centro de Valencia efectuándose un cambio de imagen", señaló José M. Hidalgo, cabo de la UCO en 1993, en 'Anglés: Historia de una fuga'.
Además, una peluquera contó que apareció en su local "un chico con una pinta bastante extraña, que estaba bastante alterado". "Quería cambiar de imagen totalmente y en un sitio escondido de la peluquería. Venía de rubio oxigenado, las cejas incluidas, y le teñí de moreno. Me fijé que tenía un tatuaje del 'Yin y yang' y dijo que se llamaba Francisco Pantera Zafra", señaló la mujer.
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Desde entonces, tal y como reconoció José M. Hidalgo, siempre van "por detrás de los pasos de este individuo".