No es habitual entrevistar a los protagonistas de una serie después del estreno, pero en el caso de 'La chica de nieve' Cecilia Freire y Julián Villagrán no participaron en la promoción para no destripar parte de la trama. De hecho, sus personajes ni siquiera aparecen en el tráiler. Por eso mismo, si no has visto la serie, es mejor que no sigas leyendo la entrevista porque hay spoilers. Cecilia Freire y Julián Villagrán nos reciben en una sala de las oficinas de Netflix y están exultantes. No es para menos, porque hace poco más de una semana del estreno y los datos, ya desde el primer fin de semana, indicaban que la serie está siendo un éxito en todo el mundo y, efectivamente, se ha colocado como la serie de habla no inglesa más vista del mundo tras una primera semana en emisión. "Lo estamos viviendo con mucha alegría y con mucho orgullo", nos dice Freire. Julián Villagrán asegura que es muy "gratificante hacer un trabajo que se vea tanto". "Para eso lo hacemos", añade.
Que los intérpretes hayan permanecido ocultos tiene sentido porque sus personajes no aparecen hasta el episodio 5 cuando la trama de la serie da un giro y se muestra la desaparición de Amaia desde el punto de vista de los secuestradores, sus personajes. Cecilia Freire y Julián Villagrán son Iris y Santiago, un matrimonio que no puede tener hijos. Ella se encuentra con Amaia perdida y ve una oportunidad para formar la familia que tanto desea. El capítulo es realmente angustioso y, por lo que nos cuentan, el rodaje tampoco fue fácil . "Había escenas que me hacían llorar y tenía que hacerlas, cortaban, me ponía a llorar un rato para soltar el mal rollo y volvía", explica la actriz. En concreto nos habla de una escena en la que para evitar que la niña haga ruido le tapa la boca con un cojín y casi la asfixia: "Es una escena que hay que hacer porque está en guion pero con una niña actriz y siendo yo madre pues me planteo como lo agarro y fue así, rodaba, cortaban, lloraba y a volver", añade.
A los dos, los personajes les llegan de una manera un poco inesperada. De hecho, Villagrán explica que él hizo varias pruebas para el papel del padre de Amaia. "Las directoras de casting me conocen mucho, y con los directores también había trabajado. Con David Ulloa hice 'La Peste' y con Laura Albea como ayudante de dirección coincidí en 'Arde Madrid'. Supongo que no me vieron para el padre, pero sin casting ni nada me vieron para Santiago", asegura. En el caso de Freire, todo empezó en el teatro con un personaje bastante potente que ella hacía en una obra de teatro: "David Ulloa fue a verme y pensó que podía enganchar con ese lado más brutal de Iris". La actriz apunta que "curiosamente" sus papeles más contradictorios "han sido en teatro y no en ficción". Aunque esa tendencia ha empezado a cambiar con sus últimos papeles en 'La noche más larga' y ahora en 'La chica de nieve'. El caso es que cuando le dijeron que el rodaje sería en Málaga, Freire vio muy complicado el traslado por su situación personal. "Fui a hacer la prueba pensando en que quizá no lo haría y cuando vas con esa predisposición, haces las pruebas muy relajada". Y añade que también ayudó la labor de las directoras de casting que "fueron el 50% de la prueba".
Al final, el reto de hacer un personaje con tantas luces y sombras como el de Iris fue un impulso para la actriz. A la pregunta de si es desagradecido hacer 'de mala', Freire dice que "para nada". "Me encanta que me odien, ya llevo cayéndole bien a la gente mucho tiempo", bromea. Y como dice "Iris no es solo una psicópata despiadada, tiene una razón". "Su deseo de ser madre parte de una herida muy profunda y una herida abierta, entonces hay y algo en ella muy tierno, muy desesperado y muy luminoso en su afán de querer formar una familia, de querer dar su amor a una niña o un niño". El problema es que lleva su deseo al extremo y en esa locura la acompaña Santiago (Julián Villagrán). El actor explica que sus personajes se necesitan mutuamente porque vienen de un pasado tormentoso y familias desestructuradas y el hecho de que estén solos en el mundo hace más fácil entender la manera en la que se desarrolla todo. "Al final, no queremos juzgar a los personajes sino que se trata de justificar su situación familiar para crear esa dualidad que permita que el público pueda entender en cierto modo a nuestros personajes", asegura Villagrán.
Casi todas sus escenas trascurren en una casa aislada que en la serie se ubica en Málaga, pero que en la realidad estaba en Toledo, y ambos coinciden en que la extraña energía del lugar parecía ir acorde con la historia. "Era una casa que tenía una energía rarísima, el equipo también tenía una energía rarísima en esos días. Y el lugar era inhóspito, hacía mucho frío en invierno y un calor terrible en verano. La casa era un personaje más". Cecilia Freire también se preguntaba sobre la necesidad de contar una historia tan dura y ella misma encontraba la respuesta. "Creo que este tipo de trabajos integra la oscuridad porque existe y no podemos vivir sin ella. Todos tenemos una Iris dentro lo que pasa es que está negociando con otro montón de Iris", explica.
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Preparar este tipo de personajes no es fácil y cada uno tiene su método. Julián nos cuenta que a él le ayuda ver ficciones que le inspiren y le ayuden a captar la atmósfera del proyecto, en este caso recuerda que estuvo viendo 'Mare of Easttown'. También agradece cuando las localizaciones le obligan a trasladarse fuera de su entorno porque en cierto modo facilita el mantenerse en el papel. A Freire, en cambio, los parones que hubo en el rodaje -por los saltos en el tiempo o los cambios de localizaciones- le venían bien. "Volver al hogar, a mi casa y tocar tierra dejando la ropa de Iris en un pueblo perdido era terapéutico", asegura. Freire dice que le gusta construir sus personajes desde los animales y, ciertamente, Iris tiene mucho de animal herido y en ella afloran los instintos más básicos. También me cuenta que se inspiró en alguien real que ni siquiera quiere nombrar mientras la grabadora está en marcha, y lo curioso es que coincide con la imagen que me ha inspirado su personaje.
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