El paraíso de las fake news: crean un programa para manipular cualquier vídeo

Las noticias falsas, bulos o 'fake news', como le gusta repetir continuamente a Donald Trump, son una lacra de nuestra época digital, en la que se nos debería suponer más maduros ante estos estímulos que casi nunca son bienintencionados.

En esta confusión entre realidad y fantasía, a la que la primera no ayuda demasiado, tiene su nuevo ejemplo en una herramienta de edición que están desarrollando un equipo de la Universidad de Washington.

Estos han conseguido superponer el audio, con movimientos realistas de los labios, en un vídeo del expresidente Obama, consiguiendo que parezca que diga lo que ellos quieren. Que tiemblen los programas de humor que trucan vídeos intercambiando audios de dos personajes, porque la cosa promete.

El software, de momento, se ciñe sólo al mandatario estadounidense, aunque el resultado da un poco de miedo, ya que la conversión de los sonidos en movimientos de la boca es bastante realista, sobre todo ante ojos inexpertos. Lo consiguen con el análisis de metrajes antiguos del mismo personaje, para conseguir un efecto más realista.

Los desarrolladores afirman que puede servir para mejorar los efectos especiales en las películas o sincronizar mejor el audio y vídeo de las videollamadas, pero a la gran mayoría nos vienen a la cabeza otros usos más aterradores de esta inteligencia artificial.

Si el sistema se extendiera a cualquier persona y alcanzara mayor sofisticación con gente corriente podría ser usado para hacer vídeos falsos sobre otras personas famosas o incluso con cualquiera de nosotros.

El programa podría aprender a hacer vídeos falsos de cualquier persona diciendo cualquier cosa, ya que si se le proveyera de una gran cantidad de vídeos de personas individuales podría aprender a producir movimientos labiales de forma más precisa, según afirman en el informe.

Desde la Universidad de Washington afirman que el sistema podría ser también utilizado como una herramienta de verificación inversa; es decir, para comprobar si un vídeo es real o no. El problema vendrá, del comportamiento humano y sus ansias de manipulación, además del hecho de que compartimos y visualizamos los contenidos muy rápidamente.

Los tiempos digitales están cambiando, como canta Bob Dylan, y no sabemos si va a ser para bien con los malos usos que se les puede hacer de este tipo de avances. Lo que está claro es que, si este sistema se generaliza, nos vamos a echar algunas risas con lo que comparta algún político de dedo fácil en Twitter.