RELOJ CRONOLÓGICO

Un análisis de sangre para detectar el riesgo de Alzheimer y otras enfermedades

Los niveles de ciertas proteínas en la sangre no solo determinan nuestra edad biológica, también la propensión a ciertas dolencias.

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La edad cronológica de una persona es clave para determinar su riesgo de padecer muchas enfermedades relacionadas con la edad. Pero la edad cronológica no siempre es un indicador perfecto de la enfermedad. Algunas personas de 60 años, por ejemplo, son frágiles y tienen enfermedades cardíacas, mientras que otras, parecen tener a mitad de esos años.

¿Qué les diferencia? Para intentar responder a esta pregunta, un equipo de científicos liderados por Austin Argentieri, investigador de salud poblacional en el Hospital General de Massachusetts, han desarrollado un "reloj cronológico" basado en proteínas que se encuentran en la sangre y que pueden predecir el riesgo de una persona de desarrollar 18 enfermedades crónicas, entre ellas cardiopatías, cáncer, diabetes y Alzheimer.

La precisión del reloj, según el estudio publicado en Nature, facilitaría el desarrollar una única prueba que pueda describir el riesgo de una persona de padecer muchas enfermedades crónicas.

Para construir este reloj, el equipo de Argentieri se utilizaron datos de 45.441 personas, seleccionadas al azar, en el Biobanco del Reino Unido, una "biblioteca" de muestras biomédicas cuyo tamaño es aproximadamente 30 veces mayor que el utilizado en un estudio previo.

En el primer paso, los autores del estudio descubrieron que los niveles de 204 proteínas predecían con precisión la edad cronológica, como si de un ecualizador se tratase. Pero luego redujeron estas 204 proteínas a una mínima parte: apenas 20. Entre estas se incluyen algunas muy conocidas, como la elastina y el colágeno, que forman la estructura de soporte entre las células, y proteínas involucradas en la respuesta inmune y la regulación hormonal. Y los resultados fueron prácticamente igual de buenos.

La prueba final llegó con el uso de este reloj en dos grupos de personas que no firmaban parte del Biobanco del Reino Unido: casi 4.000 voluntarios de un biobanco en China y otros 2.000 de uno en Finlandia.

Los resultados en este caso mostraron que, en general, la edad medida con el reloj proteico era similar a la edad cronológica, pero en algunas personas había una diferencia entre ambas según las proteínas. Esto demuestra, según el equipo de Argentieri, que los niveles de proteínas cambian a medida que se desarrolla la enfermedad. En cierto sentido responden a ella y eso es lo que nos brinda la información para anticiparnos a las dolencias.

Las personas cuya edad del reloj proteico era mayor que su edad cronológica, tenían más probabilidades de desarrollar 18 enfermedades crónicas, entre ellas diabetes, enfermedades neurodegenerativas, cáncer y enfermedades del corazón, hígado, riñones y pulmones. El envejecimiento del reloj proteico también se relacionó con fragilidad física, tiempo de reacción más lento y muerte prematura.

Pero también descubrieron algo más: en algunas personas, las proteínas envejecen más lentamente que el promedio. "No está claro si esto se debe a factores ambientales, genéticos o una combinación de ambos – explica Argentieri en un comunicado -. Del 10% de las personas del estudio que eran los que envejecían más lentamente, menos del 1% desarrolló demencia o Alzheimer".

Este estudio tiene dos puntos fuertes que permiten confiar en los resultados obtenidos. Por un lado, el universo analizado, los voluntarios, son muy numerosos y por otro, los datos obtenidos se han confirmado en diferentes tipos de poblaciones (geográficas, culturales, genéticas...) .

Aún así, el equipo de Argentieri quiere añadir más diversidad geográfica y genética a sus datos. El factor limitante, concluyen los autores, es la falta de datos de proteínas en biobancos con poblaciones diversas.

Los pasos a futuro son, primero, analizar si el uso de reloj proteico puede servirnos para evaluar si los nuevos tratamientos médicos previenen las enfermedades relacionadas con la edad "sin tener que esperar una década o dos para ver si alguien desarrolla una enfermedad crónica".

Y, por último, buscar factores ambientales y conductuales que afecten a la rapidez con la que envejecen las proteínas en el cuerpo. "Está bien, puedes decirme cuál es mi riesgo futuro de padecer 18 enfermedades diferentes- concluye Argentieri -. Pero ¿puedo hacer algo para cambiar esa trayectoria?".

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