¿SABES QUÉ SON Y PARA QUÉ SIRVEN?
Así puedes localizar a simple vista satélites artificiales mirando al cielo
¿Sabes cuántos satélites artificiales se lanzan cada año? Hacemos un repaso de qué son, para qué se usan y aprendemos a localizarlos a simple vista.
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Los satélites artificiales son objetos de gran complejidad, desarrollados por el ser humano, que orbitan sobre la atmósfera. Se encuentran a cientos de kilómetros, pero son visibles desde la Tierra gracias al reflejo del sol en sus paneles.
Además de aprender a diferenciarlos a primera vista, haremos un repaso de las dudas más habituales que suelen surgir en torno a ellos:
¿Para qué sirve un satélite artificial?
Los satélites artificiales son ideados y diseñados con el fin de hacer más sencilla la existencia del hombre, sobre todo en lo que a comunicaciones se refiere. Gracias a su existencia disponemos de Internet, televisión y podemos llamar por teléfono a cualquier parte del mundo desde nuestro móvil. Otros usos comunes son los relacionados con la seguridad o la investigación.
Su existencia se remonta a apenas unas décadas atrás. El primero de ellos fue lanzado de forma experimental por Rusia en 1957: el famoso Sputnik, con un tamaño de 56 centímetros y 83 kilos de peso, tenía el propósito de lanzar un rayo de luz sobre la superficie de la Tierra.
¿Cómo se coloca un satélite artificial en el espacio?
Para la colocación de un satélite en el espacio es necesaria la asistencia de naves, que son lanzadas desde lugares estratégicos de la Tierra, como la Guyana Francesa o la Florida.
La distancia a la Tierra y su ubicación vendrán determinados con el uso para el que se envían: predicción del clima, GPS, Internet, televisión digital... Y su lanzamiento, en consecuencia, tiene lugar desde lugares estratégicos en función de la finalidad para la que vayan a ser utilizados.
En función del uso, del ámbito de cobertura y de su tamaño, podemos localizar satélites a 250 kilómetros de la Tierra o a 35.000.
¿Cuántos satélites se lanzan cada año?
Su lanzamiento ha crecido de forma exponencial en los últimos años, lo que justifica la aceleración evidente de la evolución tecnológica. Hasta hace apenas una década, los lanzamientos anuales se contaban por decenas. Sin embargo, el los dos últimos años el número de satélites enviados se han multiplicado hasta rozar los 1.500 de enero a diciembre.
¿Cómo podemos diferenciarlos mirando al cielo?
El reflejo de los rayos del sol sobre los paneles solares de los satélites nos ayuda a diferenciarlos pese a situarse a una gran distancia. Una noche despejada seremos capaces de diferenciar un buen número de ellos.
La clave es adaptar nuestra vista a la oscuridad y situarnos en un lugar alejado de la contaminación lumínica. Es importante permanecer durante varios minutos mirando al cielo sin la interrupción de ningún tipo de luz artificial (y eso incluye la linterna del móvil).
Para diferenciarlos es importante conocer que los satélites se desplazan a una velocidad constante. No se mueven tan rápido como lo haría una estrella fugaz, pero sí podríamos comparar su movimiento con el de un avión, con la diferencia de que su luz no parpadea, sino que se mantiene constante.
Uno de los satélites artificiales que más llaman la atención de los curiosos es, por supuesto, la Estación Espacial Internacional. No es la más brillante, pero en ocasiones su brillo supera al de Venus, por lo que no es descabellado proponerse verla.
Algunas apps, como 'ISS Detector', nos pueden ayudar a localizarla: unos minutos antes de que la observación sea viable recibiremos un aviso para que sitúes tu mirada en el lugar preciso.
Si tu curiosidad va más allá de la ISS, 'Satellite Tracker' es otra de las aplicaciones más utilizadas para el seguimiento de miles de satélites algo menos populares, pero igual de interesantes.
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