CAUSAS, VENTAJAS, INCONVENIENTES Y TRATAMIENTO
Así es el sufrimiento de una persona que percibe más olores de lo normal
La hiperosmia es una característica que permite percibir a quienes la tienen muchos más olores que los demás. Puede ser una ventaja si se trata de olores agradables, ya que se intensifica esa buena sensación como por ejemplo, oler un bizcocho recién hecho. Sin embargo, otras veces es un auténtico suplicio: imagínate oler sudor o estiércol con muchísima más intensidad de lo normal. ¿Por qué sucede esto?
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Aquellas personas que poseen hiperosmia son capaces de percibir muchos más olores de lo normal. Pueden distinguir un olor camuflado entre otros, por ejemplo, una flor entre la basura o una persona que está cerca aunque no la vean, simplemente porque huelen su perfume desde cierta distancia.
No se han realizado muchas investigaciones al respecto porque esta característica es muy poco habitual. Sin embargo, se sabe que los hiperósmicos poseen más conexiones neuronales entre las células detectoras de partículas volátiles que están en el interior de la nariz y el bulbo olfativo que se encuentra en el interior del cráneo. De esta manera, la conexión aumentada provoca que todas las partículas que entran en la nariz sean percibidas más intensamente.
En el caso de que se trate de un olor agradable, como por ejemplo un perfume, unas flores o café recién hecho, la hiperosmia será toda una ventaja ya que se disfrutará mucho más cada olor. Por el contrario, si un hiperósmico está paseando por el parque olerá todas y cada una de las deposiciones de los perros o, si se acerca a un contenedor de basura abierto, lo pasará terriblemente mal. Además, estas personas pueden tener problemas en espacios muy concurridos, como el metro o el autobús. En este último caso, pueden llegar a sufrir mareos, nauseas, vómitos, desmayos y migrañas.
La hiperosmia tiene su origen en factores genéticos, es decir, es congénito y la persona vive con esta característica desde su nacimiento. También es debido a trastornos neuronales producidos por el consumo de sustancias alucinógenas, trastornos metabólicos (como la enfermedad de Addison) y por motivos hormonales, tales como las migrañas, un embarazo y la menopausia, entre otros. En estos casos, la hiperosmia puede darse en una época de la vida de una persona y luego marcharse sin dejar rastro.
¿Y la cura?
No hay una cura que ponga fin de raíz a esta condición. Los expertos afirman que lo mejor en estos casos es alejarse de todo aquello que tenga olores demasiado fuertes. Hay tratamientos basados en inhibir las dopaminas (los neurotransmisores que conectan las neuronas) para limitar la cantidad de olores que llegan al bulbo olfativo. A su vez, los investigadores explican que la hiperosmia es uno de los primeros síntomas que se encuentran en los pacientes enfermos de alzheimer, parkinson y huntington.
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