CONTROVERTIDO POSTULADO CIENTÍFICO NUNCA CONFIRMADO
La aterradora teoría de Némesis, el hipotético gemelo del Sol
Un científico lanzó hace tres décadas la idea de que una estrella enana orbitara al Sol y fuera responsable de las extinciones masivas que ha vivido la Tierra
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Los humanos vivimos con un miedo recurrente a la extinción. Sabemos que cada tanto la Tierra ha padecido extinciones masivas, y miramos al cielo con temor, esperando un meteorito gigante o una era glacial -si no directamente una invasión extraterrestre- que acabe con nosotros. Y eso que, posiblemente, nosotros mismos acabaremos con todo antes de que cualquier otro apocalipsis pueda tener lugar.
Ahora bien, ¿tienen algo en común las extinciones masivas? Una cosa evidente: que aniquilan a la mayoría de las formas de vida conocidas sobre la faz del planeta. Pero, ¿además de eso? Cierta regularidad: suceden aproximadamente cada 26 millones de años.
Eso llevó a que un científico enunciara hace 31 años una de las teorías astronómicas más controvertidas de los últimos tiempos (y que, como teoría, aún no ha sido comprobada). R. A. Muller publicó un artículo introduciendo la idea de que nuestro sistema solar fuera binario, es decir, formado por dos estrellas y no por una. Esto, que puede sonar raro es, en realidad, bastante común: más de la mitad de los sistemas estelares conocidos son así.
La particularidad sería que la 'otra' estrella tendría una órbita gigantesca, más de mil veces mayor que la del planeta más remoto de nuestro sistema solar, y que, además, esa 'gemela' del sol sería muy pequeña y poco brillante, y por ambas razones no la habríamos descubierto aún.
La teoría tiene su base racional: en los sistemas estelares binarios la estrella de menor masa orbita a la otra, que tiende a ser más estática cuanto más masiva sea. Una estrella enana roja o enana marrón, que tiene tan poco combustible en su núcleo que apenas emite luz, podría tener una órbita enorme, lo que daría sentido al postulado.
¿Y qué tiene eso que ver con las catástrofes masivas? La teoría recoge que en una órbita estimadamente grande, dicha estrella pasaría por su punto más cercano al sol cada 26 millones de años, alterando con su presencia la nube de Oort, que es una poblada masa de asteroides que rodea nuestro sistema solar. Lo haría lanzando a gran velocidad muchas de esas rocas gigantes en todas direcciones, entre ellas la nuestra.
Y así, por ejemplo, hubiera sido posible la extinción masiva de los dinosaurios (y otras especies) provocada por los impactos de asteroides, en la quinta y última extinción conocida.
¿Qué le falla a esta teoría? Dos cosas: una, que no hemos podido comprobar aún la existencia de dicha estrella; dos, que una estrella tan pequeña en una órbita tan gigante no sería tan regular y precisa en su trayectoria, dicen los muchos críticos de este postulado teórico.
Con el paso del tiempo, muchos medios y sectarios religiosos han hecho un gran papel para desacreditar esta posibilidad: se ha bautizado a la hipotética estrella como 'la estrella de la muerte' o 'Némesis', la deidad griega que castigaba a los que lo merecían (que, paradojas de la lingüística, tenía en Envidia su equivalente romana).
¿Existe? De momento, y hasta que alguien demuestre lo contrario, no. Y para la siguiente extinción masiva, si no nos encargamos nosotros de adelantarla, aún nos quedan 15 millones de años para saberlo. Esperaremos sentados.
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