NI GRANDE, NI EXPLOSIÓN
El Big Bang explicado para dummies
¿Qué es el big bang? ¿Por qué se llama así? ¿De verdad hubo una explosión? ¿Quién la formuló primero?
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A finales de la década de los '20, un sacerdote y físico belga llamado George Lemaître tuvo una idea revolucionaria: ¿y si el universo se está expandiendo?
Hay que decir, en justicia, que Einstein ya lo había pensando años antes, pero, a diferencia del físico belga, él desechó la idea. Al genio alemán aquello de un universo que cambiaba con el tiempo no le convencía, por más que las matemáticas indicasen claramente en aquella dirección. Por eso creó la constante cosmológica, un concepto cuya única función era mantener el universo en un plácido estatismo.
Desdecir a Einstein no es trabajo sencillo, pero Lemaître lo hizo. La idea de un universo en expansión implicaba, además, una serie de preguntas de difícil respuesta ¿Hasta dónde seguiría creciendo? ¿Dejaría de hacerlo en algún momento? ¿Cuándo? Y lo que resultaba más inquietante: ¿por qué demonios crecía el universo?
Una cosa resultaba obvia: si el Universo cada vez es más grande, tuvo que existir un momento, hace mucho, mucho tiempo en que toda la materia ocupase muy poco. Y, siguiendo con esta lógica, en el origen del Universo toda la materia tuvo forzosamente que ocupar… nada. A esa asombrosa idea Lemaître la llamó “hipótesis del átomo primitivo”.
WMAP. Disponible bajo la licencia Dominio público vía Wikimedia Commons.
El nombre de Big Bang, sin embargo, no se lo debemos al físico belga, sino a un astrónomo británico llamado Fred Hoyle. A Hoyle aquello del átomo primitivo le parecía una ocurrencia sin el menor sentido. Él defendía la llamada teoría del estado estacionario, donde el universo no tiene un principio ni un final, y quiso cachondearse de Lemaître bautizando aquel supuesto momento primigenio como (traducción libre) el Gran Petardazo. Contra todo pronóstico, la impertinencia acabó pasando a la Historia.
Claro que, en rigor, el nombre de Big Bang es pura exageración, dado que no explotó nada (porque no había nada que pudiese explotar). Lo que realmente ocurrió en el origen del universo es un misterio al que los físico llaman “singularidad espaciotemporal”. Eso quiere decir que el espacio y el tiempo se comportan de manera tan absolutamente excéntrica que nuestras leyes físicas dejan de servirnos para explicar lo que ocurre ahí.
A pesar de nuestras lagunas explicativas, la teoría del Big Bang encaja a las mil maravillas con algunos fenómenos que los científicos han ido observando en el último medio siglo.
En 1965 dos físicos, Arno Allan Penzias y Robert Woodrow, encontraron un ruido en una antena con la que estaban trabajando. Después de volverse locos durante varias semanas tratando de descubrir a qué demonios podía deberse aquello, llegaron a la conclusión de que no se trataba de un fallo. Era, de hecho, algo que muchos científicos llevaban décadas buscando: la radiación de fondo de microondas.
Esta radiación lleva vagando por el cosmos desde unos cientos de miles de años después del Big Bang, y es resultado de la conformación de la materia, razón por la que se la conoce como “el eco del Big Bang”. Hoy en día, ese ruido, hallado por casualidad, se considera una de las principales pruebas de aquella gran explosión primitiva… que ni fue grande ni fue explosión.
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