TODA UNA AVENTURA TECNOLÓGICA
El día a día de un astrónomo: ni trabajan de noche ni pegan el ojo al telescopio
Desde tiempos de Galileo el trabajo del astrónomo ha sufrido muchos cambios, sobre todo desde la llegada de la informática e internet. Ambos avances han provocado una revolución para hacer más sencillo y eficaz su trabajo.
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Llevo ya un tiempo hablando de astronomía, pero hasta ahora no os he hablado de las personas que la hacen posible: los astrónomos. Son ellos los que analizan los datos que dan lugar a las noticias que nos llegan del cosmos. También son ellos los que montan las imágenes de los telescopios espaciales que ilustran las notas de prensa y los fondos de escritorio de nuestros ordenadores.
Hablar del trabajo del astrónomo era, hasta hace poco tiempo, hablar de un trabajo nocturno. Ahora es en mayor medida un trabajo diurno, y esto es gracias a la tecnología. Y otro aspecto que ya no es lo que era, es el hecho de “'poner el ojo' en el telescopio. También debemos dar las gracias a la tecnología.
Ahí van dos mitos caídos: el trabajo de un astrónomo ya ni es nocturno ni hay que mirar por un ocular de telescopio.
La llegada de las CCD
Todo comenzó con las cámaras CCD (charge-coupled device, dispositivos de carga acoplada), esto es, un dispositivo que sirve para capturar imágenes. De hecho, la mayoría de nuestros teléfonos móviles o cámaras digitales también incorporan un pequeño CCD para capturar nuestras fotos. Estos dispositivos supusieron un gran avance en la astronomía porque se 'quitó' el ojo de los oculares ya que el astrónomo controla el CCD con un ordenador y las imágenes comenzaron a mostrarse en la pantalla de un monitor.
Más o menos al mismo tiempo que las CCD llegaron los paquetes software de control de telescopios, lo que supuso un gran avance en la tecnología de los instrumentos que componen un observatorio astronómico ya que se fueron haciendo compatibles con las tecnologías informáticas pudiendo controlar prácticamente la totalidad del observatorio astronómico con un clic de ratón. A día de hoy, un ejemplo de software de control es Stellarium que, sin ser el más potente, nos ofrece un simulador celeste gratuito de código abierto y multiplataforma muy útil para los astrónomos aficionados en tareas de observar el cielo a simple vista, con prismáticos o con cualquier tipo de telescopio.
Por lo tanto, el astrónomo podía controlar el observatorio sentado en una silla delante de un ordenador. Tan sólo tenía que hacer clic en el objeto celeste que quería observar y... ¡sorpresa! El telescopio se situaba justo en ese objeto y la cúpula giraba hasta que la ventana de apertura se situaba justo donde el telescopio estaba apuntando.
El poder de internet
El siguiente gran paso en el mundo de los observatorios astronómicos llegó con el siglo XXI. Internet estaba transformándose en un producto al alcance de mucha gente y la red fue llegando poco a poco a sitios insospechados. En el ámbito de los observatorios astronómicos alguien pensó una vez: “¿y si conectamos el ordenador del observatorio a un servidor?”
Y así fue. Con el ordenador del observatorio en la Red, desde cualquier punto del planeta con acceso a internet, un astrónomo podía conectarse a ese ordenador y hacer su trabajo como si estuviera presente frente al telescopio. A esto se le conoce Astronomía remota.
El telescopio transformado en robot
Al poco tiempo de remotizar el observatorio los esfuerzos estaban puestos en dotar de autonomía al observatorio astronómico. Una vez que el observatorio funciona remotamente, el hacerlo autónomo se considera como un avance natural. El telescopio ya era capaz de apuntar a cualquier sitio del cielo y la cúpula orientarse hacia el punto adecuado. Tan sólo había que decirle al telescopio “cuándo quiero que se mueva”.
Por lo tanto, si se le carga al telescopio una serie de objetos celestes que queremos observar, cuándo los queremos observar y cuántas imágenes queremos de cada objeto, cuando llega el momento el observatorio orienta la cúpula, la abre, mueve el telescopio y comienza a observar. Al día siguiente, el astrónomo tiene las imágenes en el ordenador de su oficina que, como está conectado en Red, puede acceder a los datos desde cualquier ordenador conectado a internet.
Por lo tanto, el trabajo del astrónomo se hizo diurno, ya que es cuando se programan los lotes de observación y se analizan las imágenes de la noche anterior. A esto se le conoce como Astronomía robótica.
Consecuencias
Hay que tener muchas cosas en cuenta cuando trabajamos con astronomía robótica. Aquí van sólo dos:
Primero, sabemos que el calor dilata los cuerpos y que el frío los contrae. La temperatura varía a lo largo de la noche de observación y, por lo tanto, la longitud del telescopio también (del orden de micras). Esa variación es suficiente como para desenfocar el telescopio ya que la diferencia entre un buen enfoque y uno malo es del orden de la variación de la longitud del telescopio.
Esto se corrige realizando un “mapa de enfoque”, esto es, para cada filtro realizar qué enfoque es necesario para cada temperatura. De este modo, el enfoque también debe estar automatizado para que se autorregule según la temperatura ambiente.
Segundo, el observatorio está en marcha una noche y el astrónomo no está presente. ¿Qué ocurre si llueve? Los instrumentos no se pueden mojar. Por eso el observatorio astronómico está dotado de una estación meteorológica (el enfoque toma el valor de la temperatura de ella) que toma valores fundamentalmente de velocidad de viento y humedad relativa. Cuando estos valores superan ciertos umbrales, la cúpula se cierra y el telescopio entra en posición de “aparcado”. Cuando las condiciones mejoran, la cúpula se vuelve a abrir en el lugar donde debería estar a esa hora y el telescopio vuelve a hacer su trabajo.
El trabajo del astrónomo ha cambiado mucho desde tiempos de Galileo. Como veis, la astronomía a día de hoy es una aventura tecnológica que no sólo depende de astrónomos, sino también de ingenieros o físicos para hacer el diseño de un buen observatorio astronómico robótico. La labor de un astrónomo se viene realizando de día y las noches se reservan para ciertos eventos que no se pueden realizar de día... aunque hay astrónomos que se sienten más a gusto haciendo su trabajo de noche. Como en todos los aspectos, las herramientas están ahí para quien guste de usarlas.
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