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EN REALIDAD, LLEVA MUCHO TIEMPO ‘CRECIENDO’

Este año el verano será más largo (y seguirá creciendo seis milenios más)

El movimiento de cabeceo del eje de la Tierra, conocido como ‘precesión’, afecta a la forma en la que crecen o menguan las estaciones. Y ahora mismo la primavera y el invierno salen perdiendo.

Mujer tomando el sol

Sinc Mujer tomando el sol

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Tú no te das cuenta, pero la Tierra se mueve. Es más, se mueve mucho y de muchas formas. No sólo orbita alrededor del Sol mientras gira sobre sí misma, sino que además ese giro no es en 'recto', sino con una inclinación de más de 20º y tiene, como efecto colateral, otro movimiento, el de 'precesión'. Y hay más.

Para entender esa 'precesión' basta observar una peonza: cuando no gira sobre sí misma perfectamente vertical, como le pasa a la Tierra, empieza a cabecear. Ese 'cabeceo' en el caso de la Tierra dibuja una especie de 'cono' que se cierra en períodos de 26.000 años, y tiene a su vez un efecto en cómo son las estaciones.

Porque, a pesar de lo que muchos creen recordar del colegio, en realidad las estaciones no dependen de la posición relativa de la Tierra y el Sol, sino de la inclinación de ésta, que produce que un hemisferio reciba más o menos exposición al sol que el otro. De hecho, según explican en LiveScience, en el año 1246 el perihelio (momento en el que la Tierra y el Sol están más cercanos) tuvo lugar el 21 de diciembre y se estima que para el año 6430 tendrá lugar hasta tres meses después.

Así pues, además de esa inclinación, la 'precesión' también afecta a las estaciones

¿Cómo? Acortándolas o alargándolas, en ciclos de 26 milenios, que es lo que tarda ese 'cono' imaginario en cerrarse. Y ahora mismo la tendencia es que el invierno y la primavera llevan tiempo acortándose y el otoño y el verano alargándose. Para ser concretos, en la actualidad la primavera es medio minuto más breve cada año, y para cuando empiece el próximo milenio será hasta un día más corta de lo que es actualmente

Toda esta construcción teórica se debe a los estudios del serbio Milutin Milankovic, que describió el movimiento de 'precesión' y acuñó la idea de los 'ciclos' terrestres, especialmente en lo climático.

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