El eclipse de Sol que las nubes eclipsaron

Hace unas horas teníamos la segunda superluna negra de este 2015, pero esta vez se le ha hecho poco caso. El motivo, además de la lluvia, es que tras ella llegó un eclipse de Sol cuya totalidad era, presumiblemente, visible en zonas del Atlántico Norte, rozando la costa más meridional de Islandia y tocando tierra en las Islas Feroe y el archipiélago de Svalbard en Noruega.

Desde allí se pudieron vivir dos amaneceres y dos anocheceres en un mismo día. Es el espectáculo que nos brindan estos eventos.

El eclipse no se vio tan bien desde España (sobre todo por las nubes), pero sí fue apreciable: tanto desde la península Ibérica como las islas Baleares y Canarias estaba previsto que fuera visible de forma parcial con un ocultamiento medio del 70% aproximadamente, siendo las mejores zonas para observarlo las localizadas en el oeste de la cornisa cantábrica.

"Galicia, si las condiciones atmosféricas son favorables, será la región donde el oscurecimiento del disco solar por la anteposición de la Luna sea mayor, llegando a taparse entre un 75% y un 76%", explicaba Blanca Troughton, presidenta de la Federación Española de Agrupaciones Astronómicas.

Así las cosas, en esta ocasión la superluna negra, que carece de sentido astronómico, sí será relevante: vimos la luna, aunque esté en fase de nueva, ocultando el Sol.

Este jueves la Luna estaba "en el perigeo, a 357.584 km", exponía José María Sánchez Martínez, astrónomo del Museo de las Ciencias de Castilla la Mancha en Cuenca. "El tamaño mayor de la Luna hará que el eclipse dure un poco más que si lo hiciera con la Luna más alejada. La anchura de la superficie terrestre donde se puede ver el eclipse como total también será mayor", añadía.

El eclipse, cuya duración total fue de unas dos horas, comenzó poco después de las 9:00 de la mañana. Aquí podrás consultar aquellas que se incribieron en la Federación Española de Agrupaciones Astronómicas para ver cuál fue la más cercana a tu localización.

Precauciones y consejos

Cabe recordar que es muy importante protegerse la vista en este tipo de eventos. "Hay que evitar mirar al sol sin la protección adecuada. Es muy peligroso y puede ocasionar graves lesiones oculares", advierte Antonio Arribas, presidente de ApEA (Asociación para la Enseñanza de la Astronomía). "Hay que utilizar o bien gafas especiales que llevan unos filtros adecuados y que se venden en tiendas especializadas, o bien cristal de soldadura del nº 12 que se puede conseguir mucho más fácilmente en una buena ferretería", añade Arribas.

Del mismo modo, al observar con telescopio conviene consultar con el fabricante para adecuarlo a este tipo de eventos y poder mirar con seguridad. Otra opción si no se dispone de filtros en el telescopio, es la de ver el eclipse por proyección, colocando un cartón a modo de pantalla en la salida del ocular separada unos 50 centímetros y, mediante el enfoque, ajustar la imagen. De esta forma el eclipse puede ser visto por varias personas a la vez.

"Un eclipse solar provocaba en la antigüedad miedos y augurios que eran interpretados como desgracias o, por el contrario, por señales favorables para algún acontecimiento futuro", recordaba Troughton. "Actualmente, desde un punto de vista pedagógico, es un buen momento para realizar en el patio de los centros escolares experiencias relacionadas con el eclipse que involucran a muchos fenómenos físicos y que pueden observarse con materiales caseros", añadió.

"Casualmente nuestro satélite se nos aparece del mismo tamaño que la estrella de la que dependemos. En otros mundos podría ser sustancialmente distinto. Un eclipse nos permite sentir de cerca que estamos inmersos en un sistema planetario", concluía Arribas.