RETOS A DOS MILLONES DE GRADOS
Misiones al Sol: la Solar Orbiter y la Solar Probe Plus
A finales de 2018 la NASA pondrá en marcha uno de las proyectos más ambiciosos de su historia: el viaje al Sol.
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La superficie del Sol está a 6.000 grados centígrados. Su atmósfera, a 2 millones. De ahí que, hasta ahora, las agencias espaciales se hayan mantenido bastante lejos de nuestra estrella, observándola con prudente distancia.
Es el caso de la misión DISCOVR, que se ponía en órbita hace apenas un mes. Su OBJETIVO: advertirnos de la llegada de erupciones solares antes de que impacten contra la Tierra. No es un tema menor, ya que esas tormentas pueden inutilizar parte de nuestra tecnología, afectando gravemente a los satélites que hacen posible las telecomunicaciones. Los agoreros advierten incluso de que una tormenta solar lo suficientemente intensa podría dejar a oscuras nuestro planeta durante días.
El DISCOVR opera a un millón y medio de kilómetros del Sol. Ahora la NASA quiere acercarse más, y espera conseguirlo con el Solar Probe Plus. “La misión de la NASA que toca el sol”, tal y como la agencia la promociona en la página web del proyecto. Y no exageran. Su objetivo, considerado ciencia ficción hasta hace solo unos años, es penetrar en la atmósfera solar, la llamada corona.
Una de las grandes incógnitas que los científicos pretenden resolver con esta misión es precisamente por qué la corona solar es más caliente que la superficie. Para ello, el Solar Probe Plus estará equipado con una decena de instrumentos. Entre ellos, un espectacular telescopio que será capaz de tomar imágenes en tres dimensiones de la corona y del viento solar.
Con los datos recabados, los científicos pondrán a prueba la teoría expuesta por el Nobel Hannes Alfven, un físco sueco que atribuyó la superior temperatura de la corona a unas ondas que transportarían la energía por el campo magnético que recorre el plasma.
En 2011, y gracias a las fotografías tomadas por el telescopio espacial Solar Dynamics Observatory, las ondas propuestas por Alfven (que se llaman, de hecho, ondas Alfven) fueron encontradas. Pero, de nuevo, el telescopio estaba demasiado lejos del Sol, y la teoría del científico sueco no pudo ser verificada. Con el Solar Probe Plus sí se podrá.
Obviamente, crear un aparato capaz de resistir dos millones de grados es todo un reto para los ingenieros. El satélite, diseñado por el Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins, en Maryland, contará con un escudo térmico fabricado en fibra de carbono reforzada con grafito. Se trata de un material extraordinariamente caro, muy similar al que utiliza Ferrari para los discos de freno de sus coches de carreras.
El Solar Probe Plus será lanzado al espacio en julio de 2018 a bordo del mayor cohete de la historia, el Delta IV Heavy, un aparato de más de 700.000 kilogramos. La NASA estima que el satélite penetre en la corona solar a finales del año 2024 y se espera que orbite en torno al Sol 24 veces.
“El Solar Probe Plus es un pionero para los viajes a otras estrellas”, dice Lika Guhathakurta, uno de los científicos implicados en el proyecto. “Explorará una de las últimas regiones inexploradas del sistema solar”.
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