LOS GAMETOS VIAJAN AL ESPACIO
La NASA envía esperma de toros y humanos a la Estación Espacial Internacional
La NASA quiere estudiar cómo afecta la ingravidez al semen de esos mamíferos en la Estación Espacial Internacional. Aún se desconoce de qué forma influyen las misiones de larga duración en la salud reproductiva de los astronautas.
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¿Realizan su función como deberían los espermatozoides si están en el espacio? Aún se sabe muy poco sobre la biología reproductiva en condiciones de ingravidez. Por eso, la NASA acaba de comenzar un estudio para investigar sus efectos en los espermatozoides.
Para conseguirlo, la agencia espacial estadounidense ha enviado muestras congeladas de semen de humanos y de toro en un cohete Falcon 9 como parte de una misión lanzada hace unos días a la Estación Espacial Internacional (EEI).
Experimentos previos con espermatozoides de erizo de mar y toro han demostrado que la activación de la motilidad (la habilidad del semen para comenzar a moverse) ocurre más rápido en condiciones de microgravedad, mientras que la capacitación (el movimiento más rápido que precede a la fecundación) ocurre de forma más lenta o no llega a producirse, lo que podría suponer un problema para la fertilización en el espacio.
“Este proyecto de vuelo espacial es el primero en aplicar métodos analíticos probados para evaluar la fertilidad de los espermatozoides humanos y bovinos en vuelos espaciales”, ha afirmado Fathi Karouia, del Centro de Investigación Ames de la NASA.
Por ello, los investigadores de la EEI estudiarán el semen bovino y de humano en los próximos meses sometiéndolo a diferentes procesos: la mitad se combinará con una mezcla química que provoque esa capacitación espermática mientras que la otra mitad no se activará químicamente. Además, los expertos grabarán en vídeo el semen para evaluar su movimiento.
Posteriormente, las muestras volverán a la Tierra para analizar si los espermatozoides son funcionales y si las muestras difieren de las activadas en el suelo.
Aún se desconoce cómo afectan las misiones de larga duración a la salud reproductiva de los astronautas y si estos pueden sufrir problemas de fertilidad. Por eso, esta investigación puede ser un primer paso para estudiar la viabilidad de la reproducción en condiciones de ingravidez.
A todo ello se suma que, para instalar una base en la Luna o en Marte, se podrían necesitar colonias de animales y plantas capaces de reproducirse. Hace unos meses, un grupo de investigadores japoneses ya demostró que el semen de un ratón que pasó más de nueve meses en la EEI lograba la gestación de una camada de crías. Ahora, la NASA quiere descubrir si también los gametos de los humanos funcionan en el espacio.
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