MÉTODO PARA EL DOLOR
¿Tu bebé llora cuando le sacan sangre? Ponle Mozart... dicen los científicos
Este sería apenas uno de los muchos beneficios de la música clásica en el cerebro en desarrollo.
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Una de las diferencias entre los cerebros desarrollados del Homo sapiens y los de los grandes simios es el aumento del área asignada al procesamiento de la información auditiva. Esto no necesariamente indica que disfrutamos más de la música que nuestros primos evolutivos, simplemente que nuestro cerebro procesa esta información con más recursos. Y eso trae efectos secundarios.
Cuando nacemos nuestras neuronas comienzan a disparar sus conexiones con otras gracias a los constantes y nuevos estímulos que recibimos. Con el tiempo, las conexiones que nuestro cerebro utiliza regularmente se vuelven más fuertes. Y si uno de esos estímulos es la música, nuestra forma de pensar, señalan los expertos, cambia: escuchar música clásica parece mejorar nuestro razonamiento espacial. También tendría un efecto positivo en el sistema inmune de bebés prematuros comparado con aquellos que no escucharon este tipo de música.
Otro efecto positivo se ha detectado en el desarrollo del lenguaje. En un estudio de bebés de 9 meses realizado en la Universidad de Washington, la conclusión fue que los bebés que habían estado expuestos a la música tenían un mejor reconocimiento de patrones y podían predecir mejor los ritmos, ambas habilidades necesarias para aprender a hablar o aprender un nuevo idioma.
¿Quiere esto decir que la música clásica nos hace más inteligentes? No. El "efecto Mozart", la idea de que ponerle música al bebé desde la tripa para fomentar su desarrollo cerebral, no ha sido claramente demostrado por la ciencia.
También hay otro factor importante que destacan los expertos y que tiene que ver con el sesgo de la música clásica: si bien se cree que la complejidad de la música clásica es lo que prepara al cerebro para resolver problemas espaciales más rápidamente, son pocos los estudios realizados con otros géneros, ya no solo rock, jazz o blues, sino también con música no occidental, como puede ser la de origen indio, chino o indonesio, por ejemplo. Algo que sería interesante a la hora de evaluar uno de los últimos estudios que vinculan la música clásica con el procesamiento del dolor.
De acuerdo con un análisis publicado en Pediatric Research, escuchar Mozart puede ayudar a reducir el dolor que experimentan los bebés recién nacidos sometidos a un análisis de sangre mediante punción en el talón, en el que participaron 100 bebés.
Los autores, liderados por Saminathan Anbalagan, midieron los niveles de dolor de los recién nacidos sometidos a un análisis de sangre. Como parte de la atención estándar, todos los bebés recibieron 0,5 mililitros de solución de azúcar dos minutos antes de realizar la punción. Los autores utilizaron cascos con cancelación de ruido que reproducía música aleatoria de modo que no sabían si los bebés formaban parte del grupo que escuchaba música clásica o no. Los niveles de dolor se determinaron según las expresiones faciales de los bebés, el grado de llanto, los patrones de respiración, los movimientos de las extremidades y los niveles de alerta.
De los 100 bebés, 54 escucharon una canción de cuna instrumental de Mozart durante 20 minutos antes y durante la punción del talón y durante cinco minutos después, mientras que los bebés restantes no escucharon ningún tipo de música. Los autores tuvieron en cuenta la posible influencia de otros estímulos sensoriales en los niveles de dolor al realizar constantemente el procedimiento en una habitación tranquila y con poca luz, a temperatura ambiente y al no proporcionar a los bebés chupos por ejemplo.
Los resultados mostraron que la puntuación media de dolor de los bebés que escucharon la canción de cuna fue significativamente menor durante e inmediatamente después del pinchazo en el talón, en comparación con los que no escucharon música. Eso sí, tampoco observaron diferencias significativas en las puntuaciones medias de dolor de los bebés de ambos grupos tres minutos después del procedimiento.
Los hallazgos sugieren que la música grabada puede ser un método eficaz para aliviar el dolor en recién nacidos sometidos a procedimientos menores. Los autores sugieren que investigaciones futuras podrían investigar si las grabaciones de las voces de los padres y las madres también pueden reducir el dolor en los recién nacidos durante procedimientos menores, así como explorar la influencia de la comodidad física de los cuidadores, además de la música, en los niveles de dolor. Y quizás también probar con otros estilos.
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