ESTUDIO CIENTÍFICO
Buenas vibraciones: tras 150 años descubren el secreto del clítoris y el pene
Las células de ambos se activan con los movimientos en determinadas frecuencias.
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En 1860 el anatomista alemán Wilhelm Krause publicó un estudio titulado Die terminalen Körperchen der einfach sensiblen Nerven (Los corpúsculos terminales de los nervios sensoriales simples). En él describe un grupo de células nerviosas específicas del pene y del clítoris.
Pero hay poca investigación sobre cómo funcionan los corpúsculos genitales y cómo participan en el sexo, probablemente porque el tema a veces se considera tabú. Ahora un nuevo estudio, publicado en Nature, ha descubierto que estas células detectan vibraciones y luego se activan, provocando comportamientos sexuales como erecciones. Los hallazgos podrían conducir a nuevos tratamientos para afecciones como la disfunción eréctil o para restaurar la función sexual en personas con parálisis de la parte inferior del cuerpo.
"Ha sido difícil lograr que la gente trabaje en esto porque a algunas personas les cuesta hablar de ello – explica David Ginty, neurobiólogo sensorial de la Facultad de Medicina de Harvard y líder del estudio -. Pero lo hago, porque la biología es muy interesante".
Al igual que otros expertos en el campo, Ginty lleva mucho tiempo queriendo estudiar estas misteriosas neuronas. Pero activar y rastrear neuronas específicas era casi imposible hasta que surgieron técnicas moleculares avanzadas en los últimos 20 años.
Gracias a estos avances, el equipo de Ginty y sus colaboradores activó los corpúsculos de Krause en ratones machos y hembras mediante diversos estímulos mecánicos y eléctricos. Las neuronas se activaron en respuesta a vibraciones de baja frecuencia en el rango de 40 a 80 hercios. Ginty señala que estas frecuencias se utilizan generalmente en muchos juguetes sexuales. Al parecer, los "profanos" se dieron cuenta de que ésta era la mejor manera de estimular los corpúsculos de Krause antes de que se publicaran los experimentos oficiales.
El año pasado Ginty publicó otro estudio, en bioRxiv, en el que concluyen que los genitales de ratones macho y hembra contienen aproximadamente la misma cantidad de corpúsculos. Pero estos están 15 veces más concentrados en el clítoris que en el pene, porque el primero es más pequeño. "El clítoris es una sucesión de corpúsculos de Krause – añade Ginty-, y creemos que cada uno es un detector de vibraciones, lo que podría ayudar a explicar por qué el órgano es tan sensible".
Para saber qué papel desempeñan los corpúsculos en el sexo, el equipo diseñó ratones genéticamente para que las neuronas de los corpúsculos se activaran cuando se expusieran a un destello de luz. En ratones anestesiados, esta activación provocó erecciones en los machos y contracciones vaginales en las hembras. Los ratones que fueron modificados genéticamente para carecer de corpúsculos de Krause no pudieron aparearse normalmente, lo que sugiere que las estructuras son necesarias para el sexo.
Aunque la mayoría de las neuronas sensoriales se desarrollan antes del nacimiento, los investigadores descubrieron que los corpúsculos de Krause no se desarrollaron hasta que los ratones tenían entre 4 y 6 semanas de edad, justo antes de que los animales alcanzaran la madurez sexual. Ginty dice que el equipo está estudiando si las hormonas en el ciclo estral de las hembras afectan la función de los corpúsculos, así como cómo estos sistemas neuronales de desarrollo tardío se conectan al sistema nervioso.
Lo que se sabía hasta ahora era que los corpúsculos se conectan a una región sensorial particular de la médula espinal. La estimulación de esta región provocaba erecciones y contracciones en los genitales, incluso cuando la conexión entre la médula espinal y el cerebro se interrumpe, lo que sugiere que los reflejos sexuales son automáticos.
El futuro de esta investigación se centra en observar otros aspectos de los corpúsculos de Krause, como por ejemplo si las neuronas causan sensaciones de placer en el cerebro y si conservan su sensibilidad a medida que los animales envejecen. "Cada hallazgo conduce a nuevos conocimientos porque hay muchas cosas que no sabemos sobre este tema", concluye Ginty.
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