MAYOR VOLUMEN CEREBRAL
La cabezada de después de comer retrasa el envejecimiento del cerebro, según un estudio
Un reciente estudio afirma que la siesta que muchas personas se echan después de comer ralentiza el envejecimiento del cerebro. Eso sí, no puede ser una siesta larga.
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La siesta, ese constante dilema que tenemos sobre si es buena o no; hay quien también la asocia a personas vagas, en fin, numerosas opiniones. Después de leer varios estudios, hay una cosa que tenemos clara la mayoría de la población: una siesta de unos 30 minutos máximo aproximadamente, es bastante beneficiosa para el ser humano. Pero ahora hay más, porque un reciente estudio confirma que esta cabezada que se echa generalmente después de comer, retrasa el envejecimiento del cerebro.
La investigación, publicada en la revista Sleep Health y dirigida por el University College London y la Universidad de la República de Uruguay, analizó los datos de un grupo de personas con edades entre 40 y 69 años y descubrió que aquellas personas que dormían siestas de manera regular tenían un mayor volumen cerebral (cuánto mayor volumen cerebral, menos riesgo de demencia y otras enfermedades neurodegenerativas habrá). Conforme se van cumpliendo años, la velocidad a la que la masa cerebral se consume iría disminuyendo.
Los científicos se basaron en datos del análisis del Biobanco de Reino Unido, un macroestudio que recopiló información genética, de estilo de vida y de salud de 500.000 personas a lo largo de varios años. Se utilizaron los datos de 35.080 participantes de ese estudio para analizar si una combinación de variantes genéticas asociadas con las siestas diurnas también están relacionadas con el volumen cerebral y la cognición.
Victoria Garfield, una de las autoras del estudio, explicaba que "todo el mundo podría beneficiarse de la siesta" y describe que los resultados que han obtenido son bastante sorprendentes y emocionantes. Se ha demostrado que dormir siesta es fundamental para el desarrollo de bebés y niños. Sin embargo, conforme vamos creciendo se vuelve algo cada vez menos habitual y vuelve a convertirse el algo cotidiano tras la jubilación (el 27% de las personas mayores de 65 años confirma dormir la siesta).
Los investigadores sugieren que descansar mal daña al cerebro, provoca inflamación y afecta a la conexiones entre células cerebrales. En muchas ocasiones la demencia está relacionada con los trastornos del sueño. Es por ello que ahora se está estudiando si la siesta podría ayudar a prevenir enfermedades como el Alzheimer.
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