ELEGIR ENTRE LA OPCIÓN CONOCIDA O DESCONOCIDA
La ciencia lo confirma: más vale malo conocido que bueno por conocer
Al menos cuando se trata de decidir si tenemos un límite de tiempo.
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La creencia habitual es que siempre nos inclinamos por lo novedoso o lo diferente frente a lo conocido a la hora de elegir. Se trata de una creencia que ha sido confirmada por la ciencia. En promedio, los seres humanos nos inclinamos por las experiencias novedosas y emocionantes en lugar de las familiares. Por ejemplo, preferimos disfrutar de una nueva película que volver a ver algo que ya hemos visto si tenemos la misma posibilidad de acceso. Lo mismo con libros o restaurantes, por nombrar elecciones frecuentes.
Pero, ¿qué ocurre si hay una fecha límite? ¿Qué pasa cuando sabremos que no podremos viajar en mucho tiempo: elegimos una ciudad que sabemos que nos gusta o una que desconocemos? En estos caso, de acuerdo con un reciente estudiopublicado en el 'Journal of Personality and Social Psychology', más vale lo "malo conocido que lo bueno por conocer".
A lo largo de ocho experimentos con casi 6.000 participantes en total, un equipo liderado por Ed O'Brien y Yuji Katsumata Winet de la Universidad de Chicago, analizaron si las personas tienden a preferir las novelas, las experiencias emocionantes, como probar un nuevo restaurante o, por el contrario, se inclinan por las más familiares, como volver a un leer un libro viejo favorito.
En el primer experimento, los autores pidieron a 1.100 voluntarios que leyeran escenarios hipotéticos en los que se les daba a elegir entre una nueva experiencia o una conocida (y bien valorada), como leer una nueva novela o releer una vieja favorita. A la mitad de los participantes simplemente se les pidió que eligieran, mientras que a la otra mitad se les pidió que imaginaran que era la última oportunidad que tendrían en un tiempo para viajar o leer una novela. En general, en todas las situaciones, los participantes de este último grupo elegían las actividades familiares por encima de las nuevas.
En el siguiente conjunto de experimentos, los investigadores fueron más allá de las preguntas hipotéticas para explorar el comportamiento en entornos de la vida real. En uno, por ejemplo, se les dijo a los participantes que recibirían una tarjeta de regalo para un restaurante y que la tarjeta de regalo debía usarse el próximo mes. A la mitad de ellos se les pidió que pensaran en las pocas oportunidades que tendrían para ir a restaurantes en el próximo mes teniendo en cuenta trabajo, rutina, necesidad de reserva, horarios específicos y otras variables. Entonces sí, se les preguntó si preferían uno conocido o uno nuevo. En general, el 67 % de los participantes de este último grupo se inclinó por la opción conocida.
"Nuestros hallazgos – explica Winet en un comunicado– revelan lo que la gente realmente busca cuando elige lo conocido. Los favoritos tienden a ser más significativos que las novedades emocionantes".
La pregunta lógica es: ¿Por qué en estos casos nos inclinamos por la preferencia familiar? Los autores descubrieron que no se trata simplemente de la familiaridad, sino también de que la elección tenía un significado emocional casi siempre.
"La investigación es especialmente interesante porque, en la superficie, va en contra de la idea de una lista de deseos, en la que buscamos la novedad, lo que nunca hemos hecho pero que siempre hemos querido hacer, a medida que se acerca el final de la vida – añade O'Brien –. Aquí encontramos que, al menos en estos contextos, buscamos las situaciones reconfortantes más que la adrenalina. Y esto tiene un impacto en diferentes sectores. Por ejemplo, llevar a las personas hacia el consumo enfatizando las últimas oportunidades podría alentar sutilmente el consumo sostenible al frenar el desperdicio".
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