Cómo reacciona nuestro cuerpo cuando aplicamos frío en una lesión

Darte un golpe en la rodilla o en el dedo meñique del pie es lo más habitual y seguramente colocas hielo en la zona afectada porque así te lo han dicho desde pequeño. De hecho, muchas veces cuando notas una sobrecarga al realizar ejercicio físico en el gimnasio e incluso corriendo sientes una molestia o dolor y algún amigo siempre te pronuncia la famosa frase: "Lo mejor es que te pongas frío en la zona afectada".

Aunque tengas esta frase interiorizada, no es así, ya que realmente no conoces el efecto que tiene el frío sobre la lesión. Por ello, a continuación, te explicamos cómo afecta el hielo en el cuerpo y si estás haciendo lo correcto a la hora de tratar una lesión de esta manera.

El frío calma el dolor, pero hay que tener claro que no ayuda a todas las lesiones, de hecho, también depende de un factor importante y es el tiempo que ha transcurrido desde que se ha producido. El cuerpo envía más sangre a la zona afectada, por eso se hincha y aparecen moratones, por lo que aplicar frío de forma directa sobre la piel hace que la circulación se ralentice y que apenas llegue volumen de sangre a la zona en la que lo apliques, reduciendo la inflamación.

No solo afecta a los vasos sanguíneos, sino que además disminuye la sensibilidad de los transmisores de dolor, por lo que, aplicar frío en una lesión hace que la zona sea menos sensible y duela menos. Eso sí, se debe aplicar siempre y cuando se haya producido recientemente en la zona que se encuentra en proceso de inflamación, porque reduce el dolor y la hinchazón.

Aunque aplicar frío tiene ventajas como reducir el dolor y la inflamación, tiene algunas contraindicaciones. En ningún caso debes colocar el hielo durante mucho tiempo y menos en heridas abiertas, solamente durante unos minutos cuando se produce la lesión. Una vez que la fase de inflamación pase, es decir, 72 horas después se aconseja usar calor para bajar la presión arterial, que produce un efecto de relajación.