EL SISTEMA LIDAR TIENE UN NUEVO USO
Así se puede usar la tecnología del coche autónomo para encontrar tumbas de personas sin identificar
Un grupo de investigadores ha descubierto un nuevo uso del sistema LIDAR, el que permite a los coches autónomos saber la distancia que les separa de las aceras, los edificios y los peatones. Gracias a su precisión, se podrán descubrir los pequeños desniveles en el suelo, donde, entre otras cosas, podría haber una tumba sin identificar.
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Son muchos los vehículos autónomos que incorporan la tecnología LIDAR para detectar los objetos y obstáculos que le rodean, desde las personas que van a cruzar un paso de peatones hasta la farola instalada en la esquina de una calle. Este sistema funciona mediante rayos láser que, al rebotar contra esos objetos, indican a la inteligencia artificial de estos coches la distancia que les separa de ellos. Pues bien, ahora un grupo de investigadores de distintas instituciones estadounidenses ha demostrado que, además de ese uso, puede cumplir otra importante función.
Los científicos observaron que esta tecnología resulta muy eficaz para mapear el terreno. Sin ir más lejos, ya se utilizó en el hallazgo de unas ruinas mayas que estaban escondidas en plena selva del Amazonas. Así, tal ha sido el desarrollo del sistema LIDAR que es capaz de detectar cambios muy pequeños en la textura del suelo.
Gracias a su precisión, esta tecnología jugaría un papel clave para resolver aquellos asesinatos en los que el autor enterró el cuerpo de la víctima y nunca se supo determinar dónde estaba esa tumba sin identificar. Estos investigadores han comprobado que el sistema detecta pequeños desniveles en la superficie que podrían evidenciar el cuerpo de una persona, se encuentre en el estado de descomposición que se encuentre.
Para probarlo, los investigadores realizaron un experimento en el que cavaron tres tumbas. Una de ellas la rellenaron con un solo cadáver, que había sido donado a la ciencia, mientras que en otra se enterraron varios. Para poner a prueba el LIDAR, la tercera no tenía ningún cuerpo. Luego, sobrevolaron durante dos años la zona con un helicóptero equipado con esta tecnología, con el que midieron la evolución en el terreno. El sistema fue capaz de detectar los contornos de las tumbas, incluso de aquellas que habían sido cubiertas por restos como hojas y ramas.
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