Descubren unas garras de la muerte precolombinas dignas de Freddy Krueger

La cultura Moche, que se desarrolló entre los años 200 y 700 d.C. en el norte del actual Perú, tenía a los felinos como unos de sus principales dioses. Quizá por eso en la tumba de un personaje de la élite (sacerdote, gobernante o un guerrero) se han hallado un atuendo hecho con piel de felino, dos orejeras y, lo que llama más la atención, unas garras con uñas de cobre.

¿Qué hacían estas garras de la muerte enterradas en ese lugar? Aquí va una buena pista: el hallazgo se ha producido en la excavación arqueológica de uno de los santuarios en el que se realizaban sacrificios humanos.

Todo apunta que era la vestimenta usada en algún combate en el que el vencido tenía que morir para apaciguar a los dioses. El vencedor se quedaba con las prendas como distinción y parece que también se las llevaba para la otra vida.

Los mochicas desarrollaron la primera organización social y política compleja de la zona de los Andes. Se sobrepusieron al desierto con grandes canales para regar sus cultivos, además de ser unos grandes artesanos y orfebres.

Sus centros religiosos y políticos fueron las huacas, unas pirámides de adobe, un material que usaron en todas sus construcciones y que fue pasto de la destrucción a partir del siglo VI. La decadencia sobrevino durante los dos siglos siguientes a causa de fuertes fenómenos metereológicos que provocaron inundaciones y epidemias que terminaron con este pueblo.

Ni el aumento de los rituales sangrientos, con crueles decapitaciones y desmembramiento de cuerpos en las Huacas del Sol y la Luna, sirvieron para aplacar a los dioses y frenar el ocaso de los mochicas. El año pasado se descubrieron los restos óseos de una mujer, probablemente una sacerdotisa, que fue sacrificada durante la fase final de esta cultura.

En el siguiente fresco del Museo de Arqueología Nacional de Perú se ve cómo los guerreros vencedores llevan en copas la sangre de los vencidos.

El interés por esta cultura preincaica aumentó a partir del descubrimiento de la tumba del señor de Sipán, en 1987, en cuyo complejo funerario se halló un imponente cetro de oro, muy por encima del de cobre que ha sido hallado en el ajuar del “Freddy Krueger mochica”.