CASO CERRADO
Las heces de una momia resuelven un asesinato de hace 700 años
Siete siglos ha tardado en esclarecerse el asesinato de un noble al que muchos querían muerto.
Publicidad
Cangrande della Scala fue señor de Verona entre 1308 y 1329. El más noble italiano de la familia de la Scala, un mecenas, guerrero y autócrata formidable que llegó a conquistar para los Gibelinos las ciudades de Vicenza, Padua y Treviso. Fue también el protector y patrocinador del poeta Dante Alighieri, el cual le dedicó parte de su archifamosa 'Divina Comedia'
Hombre sin descendencia, acomodado con múltiples propiedades ganadas al filo de su espada, su herencia siempre suscitó el interés de sobrinos de sangre, familiares postizos y enemigos de otros clanes.
Después de convertirse en el único gobernante de la ciudad de Verona en 1311, comenzó el asalto a la ciudad de Treviso, su campaña más exitosa y la que le conduciría finalmente al cementerio.
Tras un breve asedio en julio de 1329, tomó la ciudad y las riendas políticas de casi todo el norte de Italia. Los enemigos y las envidias aumentaron. El 22 de ese mismo mes, justo al terminar la campaña de por hacerse con el control de la ciudad, Cangrande falleció de unas complicaciones intestinales. La versión oficial hablaba de un error al elegir mal el agua de un manantial contaminado en el frente.
A las pocas horas del fallecimiento el cuerpo fue sacado en secreto y con nocturnidad hacia Verona. Doce nobles caballeros (uno de ellos con la misma armadura y espada de Cangrande) simularon escoltar en vida al grande de Verona hasta su ciudad natal. Todo en secreto.
Cangrande della Scala fue enterrado en la iglesia de Santa María la Antigua en Verona bajo una solemne estatua de él mismo en traje de torneo. Sus títulos pasaron a inmediatamente a sus sobrinos Mastino y Alberto della Scala, que también entraron a formar parte de la nómina de sospechosos.
A partir de ese momento y hasta hoy las sospechas, teorías y conspiraciones de los Gibelinos e interesados intentaron dar explicaciones extraoficiales a tan repentino deceso. Pero ninguna prueba científica de entonces podía confirmar el emponzoñamiento. Entonces no eran necesarias para impartir ‘justicia’: un médico personal del personaje fue ahorcado solo por las sospechas de tratamiento fraudulento.
Después de siete siglos, la ciencia ha acudido al rescate del noble apellido. El equipo del profesor de Historia de la Medicina y Paleopatología de la Universidad de Pisa, Gino Fornaciari, han concluido y demostrado la teoría del envenenamiento. Llevan investigando los restos de Cangrande della Scala desde 2004.
La momificación natural del cuerpo (enterramiento entre mármoles en una cripta con temperatura estable) ha permitido conservar un bolo fecal presente en el colon del noble, y que éste revele la marca del asesinato.
La clave está en las fibras de ‘dedalera’ encontradas en las heces. Una planta indigesta que, además, contienen diversos glucósidos cardíacos que producen la disminución de la frecuencia cardíaca hasta parar por completo el corazón. Provoca diarreas y fallo cardiaco con su ingesta continuada. Perfecto para esconder un supuesto envenenamiento. El equipo del doctor Fornaciari demostró que las concentraciones de digoxina y digitoxina en el hígado y en las heces de Cangrande eran lo suficientemente tóxicas como para justificar su muerte.
Caso resuelto.
Publicidad