ES FUNCIONARIO, TIENE DOS HIJOS Y LLEVA UNA VIDA NORMAL
El hombre que vive sin el 90% de su cerebro sigue desconcertando a la ciencia
Un investigador plantea que el hombre que solo dispone de un 10% del cerebro es capaz de llevar una vida normal gracias a la plasticidad neuronal
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"Creo que el cerebro es el más sobrevalorado de los órganos”. Puede que haya mucha gente que esté de acuerdo con esta frase del director de cine Woody Allen, pero para un ciudadano francés de 44 años, esta afirmación tiene un sentido especial, ya que es capaz de llevar una vida normal sin el 90% de su cerebro.
El caso fue descubierto en el año 2003 cuando un hombre acudió a su médico con un dolor en la pierna. Los médicos decidieron hacerle un escáner cerebral y no encontraron nada. Literalmente. Y es que donde debía estar el cerebro del paciente no había sino líquido y el cerebro solo ocupaba una pequeña región de poco menos de un 10% de su cavidad craneal.
El caso fue estudiado durante cuatro años y los resultados del estudio fueron publicados en la revista médica The Lancet en 2007.
Los médicos descubrieron que, cuando era aún un bebé, el paciente había sido tratado por una hidrocefalia, que es una acumulación de líquido dentro del cráneo.
Sin embargo, con el paso de los años la mayor parte de cráneo fue invadida por el líquido, dejando su cerebro relegado a las paredes del la cavidad craneal.
Sorprendentemente, este hombre es capaz de llevar una vida completamente normal. Es funcionario, está casado y es padre de dos hijos. Es decir, que tiene plena conciencia de sí mismo y del mundo que le rodea.
¿Cómo es posible que lleve una vida normal?
Este caso plantea una serie de incógnitas y desafía algunas de las hipótesis sobre cómo funciona nuestro cerebro y las partes del mismo que necesitamos para sobrevivir. En particular, se considera que nuestra conciencia está relacionada con diversas regiones del cerebro, por tanto, es difícil pensar que a un hombre al que le falta el 90% de este órgano, pueda tener un comportamiento normal.
Algunos investigadores consideran que este caso demuestra que es poco probable que la conciencia esté en una región específica.
Uno de ellos es Axel Cleeremans, de la Universidad Libre de Bruselas en Bélgica, que considera que la ubicación de la conciencia puede ser flexible y que puede ser aprendida por diferentes regiones del cerebro. Una idea que defendió el pasado mes de junio en una conferencia de la Asociación para el Estudio Científico de la Conciencia que tuvo lugar en Buenos Aires (Argentina).
La hipótesis de Cleeremans se ajusta a lo que se conoce como plasticidad cerebral, según la cual un cerebro adulto es capaz de adaptarse a los cambios y de asumir nuevos roles en caso de lesión. Según este psicólogo, a pesar de que su cerebro es realmente pequeño, la materia gris de la que disponía fue suficiente como para crear una imagen de sí mismo, lo que significa que el hombre sigue siendo consciente de sus acciones.
A pesar de que las teorías sobre plasticidad neuronal son bastante aceptadas, aún está por ver si la hipótesis de Cleeremans sobre la conciencia es correcta o no. Pero más allá de la controversia científica, este caso es solo otra muestra más de que, por muy sobrevalorado que esté, el cerebro humano sigue siendo un órgano asombroso.
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