Un complejo receptor celular que controla la sensación de apetito
¿Adiós a las dietas? Descubren un botón celular para apagar el hambre
Un equipo internacional de científicos ha descifrado, por primera vez, los detalles moleculares de un complejo receptor celular que controla la sensación de apetito en nuestro cerebro.
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La obesidad se ha convertido en un problema de salud que cada vez preocupa más. Según la Organización Mundial de la Salud ha alcanzado proporciones epidémicas a nivel mundial provocando cada año casi 3 millones de muertes. Ante tal incidencia, los científicos se afanan en buscar soluciones en sus investigaciones.
El último hallazgo de un equipo de expertos internacionales les ha llevado a descifrar la composición del receptor Y1 del neuropéptido Y, una biomolécula crucial en la transmisión de información entre nuestro sistema digestivo y el cerebro.
“Una vez que comes, produces este péptido, se activa el receptor, y luego ya no sientes hambre y dejas de comer”, explica Jens Meiler, profesor de química y farmacología en la Universidad de Vanderbilt (Estados Unidos), quien forma parte de la investigación, junto a otros científicos de Estados Unidos, Alemania, China y Suecia. En otras palabras, Meiler describe el funcionamiento del ‘botón’ que enciende y apaga la sensación de hambre en el cerebro.
Así, conocer cuál es la estructura de las moléculas implicadas, tanto cuando el sistema está en funcionamiento como cuando no, permitirá crear fármacos específicos para controlar nuestro apetito.
“La gran contribución de este trabajo es la lista de los átomos con todas las coordenadas específicas de dónde se encuentran y dónde están vinculados entre sí”, explica Meiler. En ella se figuran miles de átomos de carbono, oxígeno, nitrógeno, entre otras sustancias. "Antes, era como tratar de diseñar una llave sin conocer la cerradura", asegura Meiler.
Este estudio, publicado en la revista Nature, también es un paso más en el desarrollo de potenciales terapias con moléculas pequeñas. Ahora sus científicos se centrarán en validar en que los receptores implicados controlan realmente el hambre y si es así, como ya han demostrado estudios anteriores, continuar en la creación de remedios que nos hagan comer menos.
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