VERDURAS DEL MAR
Las algas no sólo se comen, tienen también aplicaciones tecnológicas
Wakame, nori, kombu y hijiki no son nombres de personajes de manga. Cualquier aficionado al sushi, el dashi, la sopa de miso y otros platos de la cocina asiática sabe que se trata de algas que empiezan a volverse habituales en las despensas de occidentes. Y no es el único ámbito en el que las 'verduras del mar' se están haciendo un hueco. Además, las algas amenazan con revolucionar la próxima generación de pilas y baterías, haciendo que la carga de los futuros ordenadores portátiles y teléfonos móviles dure mucho más.
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Tradicionalmente, para fabricar baterías y otros dispositivos de almacenamiento de energía se ha recurrido a materiales hechos de carbono, como el grafito. Pero, como apuntaba en la última reunión de la Sociedad Americana de Química Dongjiang Yang, investigador de la Universidad Qingdao en China, es posible "producir materiales basados en carbono por una vía verde, usando extracto de algas".
Al fin y al cabo, reflexiona, es uno de los recursos más abundantes del plantea, idóneo para crear nanomateriales de carbono multifuncionales que permitan almacenar energía y que procedan de una fuente sostenible.
A Yang se le ocurrió la idea mientras colaboraba con el Laboratorio Nacional Los Álamos en EEUU. Uniendo iones metálicos como el cobalto a las moléculas de alginato del extracto de algas, él y sus investigadores lograron crear nanofibras con estructura de cartón de huevos, porosas y muy estables. Analizando sus posibilidades comprobaron que el material tenía una capacidad de 625 miliamperios por hora (mAh) por gramo, casi el doble que los ánodos de grafito que emplean las actuales baterías de litio. "Esto podría ayudar a duplicar la duración de las baterías de los coches eléctricos", asegura Yang. A lo que se suma que el nuevo material funciona como superconductor.
No es el primer intento en este sentido. Hace unos años, ingenieros del Instituto de Tecnología de Georgia y de la Universidad de Clemson, ambas en EEUU, anunciaron que el citado alginato, una molécula que se extrae de las algas marrones, apuntaba maneras. No sólo porque es más eficiente y puede ayudar a ahorrar energía y a fabricar pilas más duraderas, sino porque además es un material bastante más económico.
"Como los electrodos de las baterías están sumergidos en un electrolito líquido, pensamos que las plantas acuáticas que viven en medios marinos -es decir, en agua salada, muy agresiva- serían excelentes candidatos para encontrar un material para los electrodos de las baterías de ión-litio", explicaba Igor Luzinov, coautor del estudio. Y es evidente que dieron en el clavo.
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