Los beneficios de la terapia con animales en hospitales

La conexión entre las mascotas y las personas es bastante profunda. No sólo nos proporcionan felicidad y paz para descansar al final de un duro día, sino que además nuestros compañeros animales pueden ayudarnos a mantenernos en forma, promover las interacciones sociales y reducir el estrés.

Es por ello que debido a sus múltiples beneficios no es extraño extrapolar este efecto positivo a los pacientes que se recuperan en los hospitales.

Hacer terapia con animales en un hospital resulta muy positivo. “En cuidados paliativos, por ejemplo, hay mucha más interacción cuando hay presente un animal. Los animales generan una conversación que se lleva a cabo incluso cuando el animal no está allí. Los beneficios sociales de la interacción humana son impulsados por los beneficios sociales de la interacción con los animales”, afirma rotundo Jason Coe, profesor en el Departamento de Medicina General.

Según los expertos de la Universidad de Guelph (Canadá), en todo existen riesgos y beneficios, por lo que hay que asegurarse de plantear ciertas estrategias de sentido común (cuidado veterinario adecuado) para poner en juego la visita de una mascota a la habitación de un paciente.

Las pautas recomendadas para las visitas de los animales a los centros de atención de la salud, incluyen, aparte de la terapia programada, la visita personal de la mascota. Lógicamente los animales deben estar correctamente vacunados pero también presentar un comportamiento adecuado e idéntica higiene.

Los perros son las mascotas empleadas con mayor frecuencia en los programas de visitas por diversas razones. “Sabemos cómo evaluarlos, sabemos qué enfermedades potenciales pueden portar, y tenemos pruebas de que las visitas con los perros pueden mejorar la salud y el bienestar de los pacientes”, afirma Scott Weese, profesor de patobiología.

Aunque parezca mentira, los veterinarios tienen un papel crucial en el éxito de los programas de visitas con mascotas. En sus registros, es posible conocer y controlar si un animal desarrolla una infección o cierta condición física que pueda afectar al riesgo de enfermedades infecciosas.

Es por ello importante seleccionar a todos aquellos animales que cuenten con menor riesgo en todos los niveles y cuyo temperamento haya sido puesto a prueba. En cuanto a la higiene de la mascota, se incluye que la persona que controla el perro se lave las manos antes y después de visitar a un paciente, y que este haga lo mismo. Es indispensable tener un plan en marcha para hacer frente a cualquier residuo animal accidental y no permitir que estos laman la cara o las heridas del paciente bajo ningún concepto.

“Tiene que reinar el sentido común para todos los involucrados y no solo para las personas que escriben las directrices. No es difícil hacerlo bien”, aclara Weese.