UN DEPORTE PELIGROSO PARA EL CEREBRO
El 90% de los boxeadores sufrirán algún tipo de lesión cerebral al terminar sus carreras
Los golpes provocan que el cerebro se inunde de sustancias químicas por la despolarización de las neuronas. Podemos soportarlo un par de veces, pero no de forma continuada
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El boxeo es un deporte peligroso para el cerebro. A diferencia de otras disciplinas, su esencia es el contacto directo, los golpes y puñetazos.
Para minimizar ese riesgo el marqués de Queensberry propuso en 1867 una docena de reglas que mitigarían el daño y lesiones que provocaba hasta entonces. El acolchado de los puños o la cuenta atrás establecerían la primera normativa destinada a regular las antiguas ‘riñas de puños’ de la Inglaterra del siglo XVI.
Pero estas reglas no tienen en cuenta las consecuencias a largo plazo de someter al cráneo a deceleraciones e inercias constantes producidas por los puños del adversario, por muy acolchados que estén o aunque te protejas la cabeza. El cerebro de un boxeador medio es castigado durante un combate como si le golpearan con un mazo acolchado de seis kilos a unos 30 kilómetros por hora y unas 30 veces de media.
Esta rápida deceleración o aceleración craneal de los choques provocan una 'despolarización' de las neuronas, una especie de cortocircuito de los neurotransmisores que producen una 'inundación' de compuestos químicos en el cerebro.
Una o dos veces es asimilable, pero la repetición del suceso durante años produce daño irreversible, microscópico y progresivo. Es lo que se llama la encefalopatía traumática crónica (CTE).
Las primeras manifestaciones clínicas incluyen la falta de coordinación, dificultades del discurso y una menor agilidad mental. Este trastorno neurológico, a la larga, puede llegar a trastocar la personalidad del boxeador induciendo comportamientos psicóticos o problemas con el juicio, hasta derivar en una demencia total o parkinsonismo.
Según un estudio de la Asociación Americana de Cirujanos Neurológicos, el 90% de los boxeadores desarrollarán alguna lesión cerebral al final de sus carreras como consecuencia de la acumulación de todos los golpes recibidos. Estos males incluyen la demencia pugilística comentada (ahora CTE), dificultades en la audición, párkinson, vértigos y todo tipo de lesiones cerebrales crónicas, neurológicas y cognitivas debidas a la exposición contínua a estas pequeñas conmociones cerebrales.
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