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DÍA DE LOS INOCENTES

La ciencia del humor

En el día más risueño del año, el Día de los Santos Inocentes, te contamos los últimos hallazgos científicos sobre el sentido del humor.

'Yo, yo mismo e Irene':  Charlie es un inocente y amable policía de Rhode Island además de un abnegado padre soltero de tres hijos de color que su esposa tuvo tras una aventura. Pero un día Charlie no soporta más que le tomen por blando y sufre un trastorno de personalidad, convirtiéndose en alguien completamente distinto

'Yo, yo mismo e Irene' seestrena.com

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Cada vez que nos reímos de una broma o de un chiste en nuestra sesera tienen lugar dos procesos claramente diferenciados, según un estudio que publicaba 'Nature Neuroscience'.

En primer lugar, neuronas de la corteza temporo-occipito-pariental del cerebro detectan que existe una incongruencia lógica, un sinsentido, en el mensaje. En una segunda fase, estas neuronas resuelven la incongruencia (lo que equivale a decir que 'entendemos' el chiste) y el sistema dopaminérgico -relacionado con el placer y la recompensa- y la amígdala -vinculada a las emociones- generan una reconfortante y eufórica risotada por no haber permitido que nos tomen el pelo.

Estos hallazgos neurocientíficos confirman la teoría universal del humor desarrollada por Alastair Clarke en 2008, según la cual el humor aparece cuando el cerebro reconoce un patrón que le desconcierta, que no le cuadra, y es recompensado con una sensación divertida.

Esto es importante si tenemos en cuenta que los individuos vivimos expuestos a constantes amenazas de error y decepción que pueden afectar seriamente nuestras posibilidades de éxito y supervivencia. Para compensarlo, el humor nos gratifica cada vez que somos capaces identificar con claridad información errónea o contradictoria.

Lejos de ser algo anecdótico, esta capacidad resulta esencial en el éxito evolutivo de nuestra especie. Por algo los niños desarrollan el sentido del humor antes incluso de comprender el lenguaje o ser capaces de memorizar a largo plazo: afrontar situaciones conflictivas es más fácil con una dosis de humor.

Un estudio reciente de la Universidad de Stanford demostró que reírnos de los problemas hace que, en el transcurso de una semana, las emociones positivas superen a las negativas. Sin embargo, si ante la misma situación problemática hacemos un análisis serio, siete días después las emociones negativas imperan sobre las positivas.

Quizás la ciencia tenga que darle la razón al humorista Bill Cosby cuando decía que “si uno es capaz de encontrar humor en cualquier situación, podrá sobrevivir a ella”. La frase cobra aún más sentido si tenemos en cuenta que un trabajo de Lee Berk, de la Universidad de Loma Linda en EEUU, que concluía que reírnos de bromas y chistes favorece un buen funcionamiento del sistema endocrino y reduce los niveles del cortisol, la hormona del estrés.

Una sonora carcajada también beneficia al sistema inmune, aumentando la producción de anticuerpos y de las dos tipos de células defensivas: los linfocitos T, protectoras ante infecciones, y las células 'Natural Killer', que mantienen a raya al cáncer. Sin olvidar que una buena dosis de humor aumenta los niveles de grelina, la hormona del apetito, generando una saludable sensación de hambre.

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