ABSTINENCIA RECETADA
Cinco increíbles cambios que ocurren en tu cuerpo cuando dejas de beber alcohol
No va a hacer milagros, pero tenlo claro: si dejas de beber alcohol, tu cuerpo funcionará mejor. Si eres de los que se va de cañas o cubatas, día sí, día no (o día también), atento a estos cambios en tu cuerpo. La próxima vez valorarás si pedirte -¡oh cielos!- una sin.
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A lo mejor te ha dado por echar cuentas y lo de la copita de vino durante la comida se ha convertido en unas cuantas ‘copazas’ de vino. O quizás lo de "venga, una cañita despúes del trabajo algún día de esta semana" se ha convertido en "que rulen las dobles"... todos los días de la semana (lunes incluidos).
Tanto si estás intentando ‘quitarte’, como si estás empezando una dieta donde han tachado el alcohol de tu lista (¡maldición!), dejarlo radicalmente puede resultar complicado, pero los beneficios serán tan impresionantes que harán que valga la pena el esfuerzo de ‘pasar el mono’.
Los expertos coinciden, y no lo dicen por decir. Dejar de beber alcohol, aunque sólo sea durante un par de semanas, es una buena idea, especialmente si estás consumiendo más del límite diario recomendado que se traduce, generalmente, en una bebida al día en mujeres y dos en hombres. Sí, por lo visto, no sólo la desigualdad está en la nómina...
Estas cosas son las que podrás observar en tu cuerpo si la próxima vez que quedas con tus amigos, te pides -sólo- una tónica:
1. Tendrás dulces y profundos sueños. Tú te creerás que cuando llevas unas copas de más, duermes mejor. Pues mira, no. Un estudio de la revista Alcoholism: Clinical & Experimental Research, concluyó que la ingesta de alcohol antes de acostarse aumenta las ondas alfa en el cerebro, un tipo de actividad cerebral que ocurre generalmente cuando se está despierto, pero, en este caso, en reposo.
Como cuando estás viendo un programa de televisión de ‘profundidad cero’, por ejemplo. ¿Qué pasa entonces? Que cuando te duermes, tienes el sueño interrumpido. Te ha pasado, ¿verdad? Aunque el alcohol ayude a que te ‘quedes frito’ antes y más profundamente al principio, lo cierto es que estropea la calidad del sueño que llamamos reparador (el que realmente sirve de algo).
Si dejas de tomar alcohol, probablemente empezarás a despertarte más fresco por la mañana e incluso, ¡ojo!, hay posibilidades de que llegues sonriente al trabajo. Ahí es nada.
2. Cenarás menos. ¡Dieta sin quererlo! Según un estudio del American Journal of Nutrition, el alcohol es uno de los mayores impulsores de la ingesta de alimentos. Vamos, que beber más de la cuenta te da más hambre que al perro de un ciego.
Y si no te lo crees la ciencia lleva tiempo demostrándolo: otra investigación publicada en la revista Obesity apunta a que esto podría deberse a que el alcohol aumenta nuestros sentidos, además del hecho de que la bebida altera el nivel de azúcar en sangre, lo que nos incita a devorar casi a cualquier hora de la madrugada...
3. Le dirás ‘adiós’ a algunos kilillos. Tú no lo ves bien –de hecho, si te has pasado, puede que incluso algo borroso– pero, si te fijas bien en tu cóctel o en tu combinado, podrás ver nadando a cuatro sílabas: "ca", "lo", "ri", "as".
Una margarita (y sabes que no nos referimos a la flor) puede llegar a tener 300 calorías, en su mayoría provenientes del azúcar. Una deliciosa y refrescante piña colada contiene en torno a las 450. Según un estudio, los hombres consumen en torno a 433 calorías adicionales los días que salen a beber.
En el caso de las mujeres, hablamos de 300. Vamos a centrarnos y a pensar… ¿Eres consciente de la cantidad de horas de correr en la cinta que te ahorrarás cuando dejes el alcohol?
4. Fliparás con lo genial que se queda tu piel. En cuestión de días, verás tu cara en el espejo como si te hubieran aplicado un filtro de Photoshop. Sin alcohol, la piel está más reluciente e hidratada. Esto se debe a que las espirituosas son diuréticos y hacen que vayas más al baño a orinar.
Que puede parecer fantástico, pero no, no estás eliminando toxinas como en una sesión de sauna. Lo que ocurre en realidad es que este tipo de bebidas también disminuyen la producción en el cuerpo de la hormona diurética, precisamente la responsable de ayudar al cuerpo a reabsorber agua.
Es decir, que cuanto más alcohol bebes, menos agua tienes en el cuerpo, y eso se traduce en que tu piel se va resecando más que los Monegros.
Si lo mantienes como una costumbre en tu día a día tu piel puede llegar a enrojecerse e incluso pueden aparecer eccemas o caspa en el cuero cabelludo. ¡Arg! Apúntate esto: "bebida apartada, piel más hidratada".
¡Ah! No nos olvidemos de que un cubata es siempre más caro que un refresco light, por ejemplo. Así que no sólo el decirle "bye bye" al alcohol es bueno para tu cuerpo. Tu bolsillo también va a ponerse contento. Vete acostumbrando a que tus amigos te llamen "flojo" o te miren mal cuando te pidas un zumo. El tiempo te dará la razón.
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