LA VERDAD, AL DESCUBIERTO
Comprobado: las madres prefieren tener niñas y los padres, niños
Investigadores finlandeses y estadounidenses han concluido que en esto hay guerra de sexos y que importa menos el estatus socioeconómico o educativo de los progenitores. El estudio quiere ayudar en el campo de la biología evolutiva de los seres humanos.
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¿Niño o niña? Los padres pueden responder de múltiples maneras a esta pregunta. Una salida clásica es decir que da igual lo que venga, siempre y cuando esté bien de salud. Y eso es bonito y queda bien. Sin embargo, muchos progenitores prefieren uno de los dos sexos, por mucho que la respuesta social sea otra. Así lo demuestra un reciente estudio de la Universidad de Turku, en Finlandia, junto a investigadores estadounidenses de la Universidad Rutgers de Nueva Jersey y de la Universidad Estatal de Arizona.
El equipo se preguntó si las preferencias de género se veían influidas por el entorno de la criatura o la educación y estatus de los padres. Sin embargo, las preferencias estaban más marcadas por el sexo de la persona que traía un bebé al mundo.
La investigación se realizó a través de una encuesta ‘online’ y los resultados fueorn claros: las mujeres prefieren tener una niña y hay más posibilidades de que dediquen más tiempo a ellas. Los hombres, lo mismo con un niño.
Para llegar a esa conclusión, usaron la hipótesis de Trivers y Willard, que predice que los mamíferos son capaces de ajustar el sexo de sus bebés para que se adapten mejor a su entorno. Sin embargo, su estudio no mostró que la preferencia del sexo estuviera marcada
por el entorno de los padres. Así, las mujeres de cualquier nivel socioeconómico dijeron en mayoría que preferían a las niñas, y no solo en el embarazo: también, a la hora de adoptarlas o de donar a proyectos relacionados con ellas.
Por el contrario, los hombres tenían “preferencias consistentes, aunque más débiles”, por los niños, según ha explicado Robert Lynch, investigador posdoctoral de la Universidad de Turku y autor principal del estudio.
Lynch espera que su descubrimiento ayude en la investigación sobre biología evolutiva. Porque además “el conflicto genético sexual entre hombres y mujeres” puede “enmascarar” el impacto que pudiera tener la hipótesis Trivers y Willard, es decir, el impacto de factores como la condición económica de la familia o el estatus social de los padres.
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