ALGUNOS LO LLAMAN “ESCOBAGATE”
Convulsión en el mundo del curling: los científicos trabajan en escobas menos eficientes para salvar el deporte
Uno de los deportes más pintorescos del mundo pide ayuda a la comunidad científica: el desarrollo tecnológico de sus escobas ha hecho que el deporte pierda su esencia, y quieren recuperarla.
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Quizá los nombres de Segio Vez o Irantzu García no te suenen. Son vitorianos, primos y dos de los mejores representantes del curling español. Poca broma: España es la vigesimoquinta selección más importante de un deporte (según el ranking mundial de 2015) que apenas cuenta con federados en nuestro país.
A sus 22 años Vez ha logrado un bronce en el campeonato mundial mixto -junto a García- y una plata en el europeo junior. Eso, como es evidente, no le ha dado fama, pero ha servido para acercar la disciplina a mucha más gente.
Porque, ¿qué es el curling y qué demonios tiene que ver con la ciencia? Se trata de un deporte que se juega sobre el hielo en el que alguien lanza una piedra pesada y de superficie pulida que va deslizando para acabar lo más cerca posible de una diana pintada sobre la superficie. Para conseguirlo, además de un tiro acertado, los miembros del equipo van 'barriendo' el hielo para hacer que la piedra deslice más o menos hasta lograr su objetivo, todo ello bajo las indicaciones de un compañero.
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Y ahora vayamos con la ciencia. Desde fuera, y simplificando mucho, parece que el éxito o el fracaso en esta especie de 'petanca on ice' reside en el lanzamiento inicial, pero sobre todo en cómo se barre. La superficie del hielo no es lisa -está 'perlada' con gotas de agua congelada'-, y esa es parte del encanto.
Pero no siempre fue así: antes el secreto de todo residía casi de forma exclusiva en el lanzador, que se desliza con la piedra en perfecto equilibrio y pulso templado para lograr el mejor tiro posible.
Sin embargo el curling, como casi todo, es ciencia: el desarrollo tecnológico aplicado a un deporte que desata pasiones en países del norte ha hecho que entren en el mercado escobas que, para los románticos, están adulterando el juego: no sólo cambian la velocidad a la que deslizan las rocas, sino que incluso pueden condicionar la dirección.
Dicho de otra forma: el tiro ya casi no importa, porque se puede corregir en su ruta hacia la diana. Y eso ha causado una tremenda convulsión en el mundo del curling en lo que algunos han llamado el 'broomgate' (el "escobagate", para entendernos)
Así las cosas, la Federación Mundial de Curling reunía el mes pasado a deportistas, fabricantes de hielo, fabricantes de escobas y a un nutrido grupo de investigadores científicos del Consejo Nacional de Investigaciones de Canadá para intentar encontrar una solución: que la ciencia le devuelva al curling lo que la tecnología le arrebató.
Durante el encuentro se analizó el efecto de las escobas "en la distancia, dirección, velocidad, aceleración y rotación de las piedras", según recoge un comunicado de la propia federación. Los resultados traerán cambios de normativa para la temporada que empieza en breve.
Vale, no es el deporte más apasionante del universo, pero tiene su aquel como para atraer también la atención de la comunidad científica. Hasta Los Simpson quisieron intentarlo en su día. Por algo será.
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