ELEMENTOS CON DENOMINACIÓN TEMPORAL
Los cuatro elementos químicos sin nombre, pero con muchos padres
Desde hace algunos años a los nuevos elementos químicos 'descubiertos' se les asigna un nombre temporal hasta que se decida quién merece bautizarlos para la posteridad. En este momento cuatro de los últimos en llegar a la tabla aguardan nombre.
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Si lees ununtrio, unumpetio, uninseptio y ununoctio pensarás que te hablo en latín, y más o menos es así. Son los nombres otorgados temporalmente a cuatro elementos químicos cuyo número atómico corresponde al 113, 115, 117 y 118, respectivamente. Para entendernos, que tienen ese número de protones, lo que les convierte en elementos superpesados (nótese que el hidrógeno tiene uno).
¿Y por qué tienen esos nombres tan feos? Elementos químicos hay de varias clases, según su peso atómico, según su estado a temperatura y presión concreta, según su categoría (alcalinos, metales de transición, halógenos…). Entre todas esas tipologías hay una que los divide en dos: aquellos que están en la naturaleza, que nos rodean, y aquellos que no lo están y han sido 'recreados' por el hombre.
Por 'recreados' hay que entender que han sido sintetizados en laboratorio o hallados tras determinados procesos puntuales, como un estallido nuclear. ¿Entonces, son artificiales? No exactamente: son elementos que regularmente son muy inestables, radiactivos y, por todo lo anterior, con una vida muy corta: todo en la naturaleza tiende al equilibrio y, en segundos o minutos, pierden su carga de protones y se convierten en otra cosa. Desaparecen, vaya.
Al ser elementos descubiertos o recreados, regularmente se les da el nombre de alguien relevante, ya fuera quien lo encontró, ya fuera el lugar donde fue encontrado (como el Americio o el Europio) o, en su defecto, alguien que merece homenaje por su labor científica. Pero a veces, como en todo, saltan las disputas.
El ejemplo Bh
Le pasó por ejemplo al Bohrio, nombre propuesto por los estadounidenses como homenaje al danés Niels Bohr, mientras que los soviéticos propusieron uno un poco más difícil, el Nielsbohrio. Bohr no fue ni quien lo descubrió (lo sintetizaron los alemanes Armbruster y Müzenberg gracias a las investigaciones previas de un equipo soviético), sino el de un premio Nobel de física sin el que no conoceríamos como conocemos la estructura atómica ni ciertos conceptos de la física cuántica.
El Bohrio, por cierto, de número atómico 107, antes se llamaba unnilseptio. Y a eso vamos, a explicar el origen de esos nombres tan raros (y eso que en los otros elementos, los naturales, también abundan las rarezas y los guiños nominales).
Cuando saltan discrepancias, o mientras se decide qué nombre definitivo dar a un elemento, se optó por crear nombres de raíz latina fija, a los que se añade la terminación '-ium' (-io, en castellano). Así ununpentium significa 115, que se corresponde con el número atómico del elemento al que designa.
De los 118 elementos que hay actualmente en la tabla, 24 son 'artificiales'. En concreto, todos desde el Americio (un actínido con 95 protones). El último elemento que podemos encontrar en la naturaleza es el plutonio, radioactivo, superpesado y con una vida de hasta millones de años. De ahí que tengamos que enterrar sus restos tras procesos nucleares, porque siguen siendo peligrosos durante muchísimo tiempo. El siguiente en número atómico, el americio, tuvo que ser sintetizado porque la mayoría de sus isótopos ('versiones' del elemento con distinto número de neutrones) tienen una vida menor a las dos horas.
¿Y cuál es la historia de los elementos pendientes de nombre?
El ununtrio fue sintetizado por estadounidenses y rusos en Japón, lo que hace que el país oriental haya reclamado poder bautizarlo. Es, en realidad, un decaimiento del elemento 115, también pendiente de nombre.
El unumpentio, descubierto por americanos y rusos, tiene una vida de apenas milésimas de segundo, y su existencia fue confirmada hace apenas tres meses. De momento se sigue trabajando en conseguir un isótopo estable. Por cierto, muchos de los que dicen haber visto OVNIs hablan de este elemento como la 'gasolina' de los platillos volantes.
El ununseptio es el último elemento descubierto hasta la fecha, pendiente de confirmación, en el año 2010. Nuevamente es fruto de la colaboración de rusos y norteamericanos y en cuanto esté confirmado como elemento se abrirá el periodo de propuestas para darle nombre.
El truco de la síntesis
El unununoctio es uno de los elementos más polémicos: es el más pesado de los que se conocen hasta la fecha y ha sido objeto no sólo de disputas territoriales para bautizarlo, sino también de reproches científicos. La cuestión es que es altamente inestable y apenas se han conseguido sintetizar algunos átomos y durante unos instantes, lo que imposibilita saber sus cualidades y, por tanto, 'estandarizarlo' y darle de alta en el registro de la tabla periódica con nombre definitivo.
La polémica vino de la mano de la parte estadounidense del equipo de investigación, que reconoció haber amañado sus registros, por lo que su síntesis fue cuestionada. Más tarde los rusos emitieron sus observaciones en base a su experiencia al sintetizarla y nadie las ha cuestionado hasta ahora, por lo que cabe esperar que sean ellos quienes acaben nombrando al elemento.
Por cierto, aunque según su posición en la tabla periódica se esperaba que fuera un gas noble, parece que es sólido… así que igual la polémica del último elemento químico de la tabla no termina con el nombre.
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