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LOS CIENTÍFICOS NO SE PONEN DE ACUERDO

Un debate irresistible: ¿existen o no feromonas humanas?

Pese a que no faltan las investigaciones sobre feromonas humanas y hay varias moléculas candidatas a cumplir el papel de mensajero químico, no hay ninguna prueba definitiva que confirme su existencia.

Algunos esteroides producidos por el cuerpo humano podrían actuar como feromonas

Algunos esteroides producidos por el cuerpo humano podrían actuar como feromonas Pablo en Flickr CC

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¿Quieres conseguir una dosis de feromonas humanas? Si buscas en internet, encontrarás un buen número de páginas donde poder adquirir perfumes con estos supuestos químicos (también a través de eBay). Según puede leerse en alguna de ellas, además de mejorar tu vida sexual, te ayudarán con las relaciones sociales y la timidez.

Las feromonas son compuestos que utilizan muchos animales y plantas para comunicarse químicamente, modificando la fisiología y el comportamiento de otros de su especie. Sin embargo, por muy bien que puedan oler las prometedoras fragancias, dudosamente van a provocarte ninguna reacción derivada de este tipo de sustancias.

Aunque se han identificado algunas moléculas que podrían ejercer el papel en personas (androstenona, androstenol, androstadionona y estratetraenol), lo cierto es que la comunidad científica todavía no ha podido confirmar cuáles son exactamente. Ni siquiera se ponen de acuerdo en las apuestas.

Un hecho complica aún más las cosas: el órgano ubicado en las fosas nasales que detecta las señales químicas en otros mamíferos (el llamado órgano vomeronasal) está atrofiado en los humanos actuales.


Muchos insectos utilizan feromonas para cambiar el comportamiento de otros individuos

La última aportación al asunto ha sido la de un equipo de investigadores de la Universidad de Bochum, en Alemania. Han demostrado que la hediona, una sustancia olorosa presente en la esencia del jazmín y las magnolias, activa el receptor de feromonas VN1R1, situado en el epitelio o capa exterior de las cavidades nasales.

Primero, han identificado los genes relacionados con este detector, confirmando así su presencia en humanos. Después, los transfirieron a una serie de células que cultivaron en el laboratorio para comprobar su reacción ante la hediona.

Los científicos observaron además el efecto de la sustancia en el cerebro, comparándolo con el del alcohol fenetílico, que activa las áreas relacionadas con las emociones y la respuesta sexual. El químico producido por las flores causaba la misma reacción, aunque más acentuada.

No obstante, los expertos no pudieron vincular directamente la activación del receptor con la respuesta cerebral. Aunque lo hubieran hecho, los humanos no producen hediona, por lo que no puede considerarse un mensajero químico de la especie. “Vamos a buscar las moléculas presentes en las secreciones corporales que se asemejen a la hediona y activen el VN1R1”, ha asegurado Hanss Hatt, uno de los impulsores de la investigación.


La hediona es una sustancia producida por magnolias y jazmines

Otros científicos sí han conseguido encontrar indicios de la existencia de feromonas humanas y la capacidad del cuerpo humano para interpretarlas. Los autores de un estudio pubicado en 'Science' demostraron que oler lágrimas de mujer reduce el apetito sexual en hombres.

En un trabajo más reciente, expertos de la Academia China de Ciencias comprobaron que los esteroides androstadionona (abundantes en el semen y en la piel de las axilas) y estratetraenol (presente en los genitales femeninos) activan el hipotálamo de hombres y mujeres selectivamente: el primero ayuda a las mujeres a detectar masculinidad y el segundo indica feminidad a los hombres.

“No hay ninguna evidencia que respalde las afirmaciones de que estos esteroides sean feromonas humanas”, asegura por su parte Tristram Wyatt, investigador de la Universidad de Oxford. Según Wyatt, hay que considerar los resultados de todos estos estudios con escepticismo. “Si queremos encontrar las verdaderas feromonas humanas, tenemos que tratarnos como si fuéramos una especie recién descubierta y aplicar los métodos que se usan con otros animales”, sentencia.

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