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DÍA INTERNACIONAL DEL INVENTOR

Día internacional del inventor: las claves del 'momento Eureka'

Que llegue el momento "¡Ajá! o "¡Eureka!" y se nos encienda la ingeniosa bombilla cerebral depende de muchos factores. Entre ellos de la concentración, aunque no del modo en que imaginas.

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De acuerdo con un estudio de la Universidad de Toronto, cuanto más difícil resulta un problema, más útil es distraerse y dejar de pensar en él para resolverlo. Sin embargo en los desafíos sencillos, que no exigen tanta inventiva, es preferible mantenerse concentrados para averiguar el mejor modo de solucionarlo.

"El pensamiento consciente es mejor en decisiones analíticas y lineales, pero el inconsciente resulta especialmente efectivo para resolver asuntos complicados, porque es durante la activación inconsciente cuando encontramos la inspiración", concluían los investigadores en 'Psychological Science'.

¿Pero por qué unas veces la creatividad se nos agota y otras nos da la sensación de que estamos 'sembrados'? Tiene que ver con los patrones cerebrales previos al momento de inspiración. Dicho de otro modo, el 'momento ¡Ajá!' no es algo puntual en el tiempo. Antes de que lleguemos a una solución se va fraguando en nuestro coco en un segundo plano, tal y como demostraron David E. Meyer y sus colegas de la Universidad de Michigan y la Universidad Northwestern de EEUU en un experimento reciente.

La preparación mental, dicen los autores, supone un aumento del foco de atención introspectivo, 'hacia dentro'. En concreto, justo antes de dar con la solución el cerebro reduce la entrada de datos visuales, produciendo un efecto similar al de cerrar los ojos.

Paralelamente, en ese momento aumenta la actividad cerebral en las áreas del lóbulo temporal asociadas al procesamiento conceptual y zonas del lóbulo frontal vinculadas al control cognitivo y a la supresión de pensamientos irrelevantes. En contraposición, los problemas que se resuelven de forma consciente y deliberada implican un aumento de la actividad neuronal en la corteza visual, en la parte de atrás de la sesera.

Y es que, después de todo, Louis Pasteur no iba desencaminado al decir que la "oportunidad solo favorece a las mentes preparadas".

Lo más interesante es que, según Anthony McCaffrey, de la Universidad de Massachusetts Amherst, podemos entrenarnos para ser más inventivos. Analizando más de 1.100 ideas geniales de la historia, McCaffrey ha llegado a la conclusión que las soluciones innovadoras tienen en común dos pasos: se detecta un rasgo que estaba pasando desapercibido para el resto de los mortales y se usa de punto de partida para hallar una solución.

Dicho de otro modo, las buenas ideas surgen porque alguien le presta atención a lo que otros habían pasado por alto pero que siempre estuvo 'delante de nuestras narices'. Con técnicas que nos enseñan a observar la realidad desde puntos de vistas más originales, por ejemplo aprendiendo a reinterpretar información que ya conocemos sobre objetos de uso cotidiano, McCaffrey ha demostrado que se puede entrenar a personas para encontrar soluciones a los problemas hasta tres veces más rápido.

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