TODOS CONOCEMOS ALGUNO
El ‘efecto Dunning-Kruger’ o la insoportable arrogancia del cuñado incompetente
Opinan de todo, creen saber arreglar cualquier cosa o están convencidos de cantar mejor que tú. Forman parte de una especie que no está en extinción y tienen un hábito que cada vez está más extendido: el cuñadismo
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Generalmente se les conoce como ‘cuñados’ y no hay tema que se les resista, presumen de arreglar cualquier cosa –que acaba convirtiéndose en una chapuza- e incluso alardean de tener alguna cualidad artística (pero tampoco).
Se hable de lo que se hable en una sobremesa estos individuos siempre tienen algo que decir y, aunque su opinión deja mucho que desear, se quedan tan anchos con sus explicaciones, convencidos de que están dando una clase magistral. Sin embargo, en realidad no dejan de decir obviedades, cuando no están directamente quedando como auténticos peleles.
Otra cosa que les caracteriza es el hecho de infravalorar el trabajo o esfuerzo de los demás, diciendo cosas del tipo ‘eso lo hago yo con los ojos cerrados’.
Cada vez es mayor la presencia de estos individuos en nuestra sociedad, a quienes podemos ver como contertulios en debates televisivos o teniendo exitosos perfiles en cualquier red social –en especial Twitter-. Opinan de todo y creen saber mucho más que cualquiera de los que les rodean.
La ciencia de los 'cuñados'
Este insoportable comportamiento de arrogancia incompetente tiene un nombre científico: el ‘efecto Dunning-Kruger’, y se trata de un efecto psicológico por el cual algunos individuos con escasos o nulos conocimientos sobre una materia o habilidad tienen el equivocado e inconsciente convencimiento de que lo dominan a la perfección y que son intelectual y hábilmente superiores que el resto de personas.
El fenómeno fue estudiado en profundidad durante la segunda mitad de la década de los ’90 por David Dunning, doctor y profesor de psicología social en la Universidad de Cornell, junto a su alumno recién graduado Justin Kruger – en la actualidad también doctorado-. Entre ambos realizaron un experimento que contó con la colaboración de varios estudiantes y cuyas conclusiones fueron publicadas en diciembre de 1999 en ‘The Journal of Personality and Social Psychology’ bajo el elocuente título de 'No cualificados e inconscientes de ello: La forma en que las dificultades para reconocer la propia incompetencia conduce a autoevaluaciones infladas'
A través de este estudio, Dunning y Kruger demostraban cómo personas que se creen dotadas para ciertas cosas son desconocedoras por completo de que en realidad no poseen esa cualidad, sobreestimando sus verdaderas competencias y, además, infravalorando las de los demás, convirtiéndose a menudo en unos arrogantes con la autoestima muy alta y las capacidades muy bajas.
El motivo que llevó a David Dunning a querer estudiar este fenómeno –y contar con la inestimable colaboración de su aventajado exalumno- fue una noticia de 1995 en la que se explicaba el caso de un tipo llamado McArthur Wheeler, que entró a robar dos sucursales bancarias de Pittsburgh con el rostro descubierto, cuya cara salió en las noticias y que, por tanto, pudo ser rápidamente reconocido y detenido.
Tras ser arrestado, el ladrón dijo a la Policía estar perplejo sobre cómo habían podido reconocerle. Al contestarle que había sido gracias a las grabaciones de seguridad, éste respondió totalmente desconcertado que eso era imposible porque se había puesto zumo de limón por toda la cara y, por tanto, eso le hacía en invisible para cualquier cámara de seguridad. Resulta que alguien le había dicho en cierta ocasión que si se ponía limón por el rostro éste no aparecía registrado por las cámaras pero al aplicar el consejo no resultó ser así.
Este hecho que tanto llamó la atención del profesor Dunning le animó a que quisiera investigar junto a Kruger sobre el porqué algunas personas con nulas cualidades están tan convencidas de que lo hacen todo bien, llegando a la conclusión de que los individuos incompetentes tienden a sobreestimar sus propias habilidades y además no son capaces de reconocer las verdaderas habilidades de los demás.
Casi dos décadas después de publicarse los resultados de dicho estudio, muchas son las referencias que se hacen al mismo cada vez que alguien se convierte en viral gracias a algún ridículo en un concurso de talentos. Los especialistas en psicología social señalan que esto ocurre en muchas ocasiones por culpa del propio entorno del individuo que, sabiendo las ‘limitaciones artísticas’ que éste tiene, le animan a ‘cumplir su sueño’, provocando que acabe creyéndose bueno en algo en lo que realmente no lo es.
Otra de las conclusiones a la que llegaron Dunning y Kruger es que muchas personas que realmente sí están cualificadas para ciertas tareas, o que saben de un tema por encima de la media, suelen sin embargo pensar que no saben tanto. De hecho, tienden a considerarse iguales que los demás, ya que tienen el convencimiento de que si algo es fácil para ellos también lo será para el resto.
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