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HACKEANDO AL CEREBRO

El efecto McGurk: oír con los ojos

"¡Si es que comes por los ojos!", te habrán reprendido más de una vez. Sin embargo, posiblemente nadie te ha acusado de oír por los ojos. Y lo cierto es que todos los humanos, sin excepción, lo hacemos.

Pronunciando una palabra

Pronunciando una palabraElvert Barnes en flickr cc

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"Crecemos escuchando decenas de miles de discursos, de modo que nuestro cerebro crea una especie de mapa conceptual de la probabilidad de que un movimiento de la boca y un sonido vayan juntos", dice Michael Beauchamp. Esta asociación resulta tremendamente útil dado que nos permite que, incluso si conversamos en medio de un bombardeo de voces, música y ruido, el cerebro sea capaz entender el discurso de nuestros interlocutores.

Sin embargo a veces el cerebro se pasa de listo y da tanta importancia a los movimientos de la boca que ven los ojos que puede 'escuchar' algo que no está sonando. Por ejemplo, se ha comprobado que si visualmente vemos unos labios pronunciar la sílaba "ga" y, simultáneamente, escuchamos el sonido "ba", nuestro cerebro oye "da". En otras palabras, lo que ven los ojos puede cambiar lo que percibe el oído.

Así, la forma en que escuchamos un mismo sonido puede variar drásticamente según veamos a la persona que nos habla mover sus labios de una manera o de otra.

 

Esta extraña (pero universal) ilusión auditiva se conoce como 'efecto McGurk'. Y puede incluso hacernos percibir mensajes erróneos, ya que se ha comprobado que también funciona con frases completas.

Analizando cómo se comporta el cerebro cuando se deja engañar de esta manera, Beauchamp y sus colegas llegaron a la conclusión de que, en una charla multisensorial -es decir, en la que nos llega información de distintos seguidos-, la sesera se rige por un principio de inferencia causal. Eso significa que a partir de un par de sílabas, una visual y otra auditiva, el cerebro calcula la probabilidad de que procedan del mismo hablante, y en función de eso percibe un sonido y otro.

"Entender cómo combina el cerebro información de varios sentidos nos ayudará a encontrar modos de contrarrestar el declive que se produce en la percepción del habla a medida que envejecemos", aseguran los investigadores.

No es la única percepción engañosa del oído. También existe la ilusión de continuidad, por la que una frase que es interrumpida varias veces por segundo por silencios de algunas centésimas se escucha fragmentada, pero si reemplazamos los silencios por ruidos, el habla parece normal, continua, aunque ininteligible.

Eso sucede, además, incluso si el ruido sustituye una sola vocal: hay sujetos que ni se dan cuenta y aseguran haber escuchado la vocal ausente. Oír para creer...

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